Sociohistórica, nº 54, e240, septiembre 2024 - febrero 2025. ISSN 1852-1606
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Investigaciones Socio Históricas

Artículos

Sin lugar para “viejas rivalidades, ideologías irrelevantes y pasiones personales”: el caso de la revista Estudios de Sociología (1961-1965)

Lautaro Lazarte

Instituto de Investigaciones Gino Germani, Universidad de Buenos Aires, Argentina
Melina Polo

Instituto de Investigaciones Gino Germani, Universidad de Buenos Aires, Argentina
Cita recomendada: Lazarte, L. y Polo, M. (2024). Sin lugar para “viejas rivalidades, ideologías irrelevantes y pasiones personales”: el caso de la revista Estudios de Sociología (1961-1965). Sociohistórica, 54, e240. https://doi.org/10.24215/18521606e240

Resumen: La consolidación de las ciencias sociales -y la sociología en particular- en la Argentina puede ser analizada a través de diversos hitos, instituciones y objetos. Dentro del último tópico, las revistas académicas cobran importancia al constituirse en medios para promover la circulación del conocimiento y la legitimación de los actores que impulsan la gesta editorial. En este artículo presentamos un análisis cualitativo de la edición completa de la revista Estudios de Sociología (1961-1965), la cual buscó funcionar como órgano de difusión y reconocimiento de la Sociedad Argentina de Sociología, proyecto de organización disciplinar alternativo al impulsado por Gino Germani y el Departamento de Sociología de la Universidad de Buenos Aires. Con esto, buscamos contextualizar el momento de emergencia de esta publicación y vislumbrar las redes personales e institucionales que motorizaron la concreción de este proyecto y las temáticas y visiones de la sociología privilegiadas en sus páginas.

Palabras clave: Revistas académicas, Redes personales, Redes institucionales, Sociología, Argentina.

No place for "old rivalries, irrelevant ideologies and personal passions": the case of the journal Estudios de Sociología (1961-1965)

Abstract: The consolidation of the social sciences - and sociology in particular - in Argentina can be analyzed through various milestones, institutions and objects. Within the last topic, academic journals become important as they constitute a means to promote the circulation of knowledge and the legitimization of the actors who drive the editorial endeavor. In this article we present a qualitative analysis of the complete edition of the journal Estudios de Sociología (1961-1965), which sought to function as an organ of diffusion and recognition of the Sociedad Argentina de Sociología, an alternative project of disciplinary organization to that promoted by Gino Germani and the Department of Sociology of the University of Buenos Aires. With this, we seek to contextualize the moment of emergence of this publication, to glimpse the personal and institutional networks that drove the realization of this project and the themes and visions of sociology privileged in its pages.

Keywords: Academic journals, Personal networks, Institutional networks, Sociology, Argentina.

Introducción

La revista Estudios de Sociología (a partir de aquí, EdS), editada en la Argentina entre los años 1961 y 1965, es una publicación escasamente aludida en los relatos más tradicionales de la historia de la sociología loca.1 La década posterior a 1955 coincidió con lo que los recuentos clásicos señalan como el período de auge de la sociología como disciplina, y al Departamento de Sociología de la Universidad de Buenos Aires y a Gino Germani como los principales responsables de su instalación en el país. Estas interpretaciones delineaban un modelo de etapas que concluye en el emplazamiento y legitimación de una sociología de corte “científico” y la desaparición de prácticas asociadas al amateurismo y la postura especulativa de la sociología “de cátedra” (Germani, 1968; Sigal, 2002; A. A. Germani, 2004). En su momento, Francisco Delich (2013 [1977], p. 40) apuntó el problema de centrarse sobre lo que ocurría en Buenos Aires y “olvidar el detalle de la disparidad regional”. Además, añadió la falencia de pensar esta progresión como fases rígidas, en donde la aparición de una nueva orientación no implica la desaparición de la anterior. Con esto, sugirió la posibilidad de coexistencia entre estilos y apuntó hacia visibilizar los soportes sociales que habilitaban la pervivencia de formas de abordaje parasociológico (Delich, 2013 [1977], p. 40).

Recientemente se ha consolidado una línea de investigaciones que apuestan por una reconstrucción más compleja y detallada de la experiencia atravesada por individuos, grupos e instituciones (Carrera, 2019; Giorgi y Vila, 2019) que procuraron establecer espacios de enseñanza e investigación sociológica, tanto en la universidad porteña (Blois, 2017; Grondona, Pereyra y Trovero, 2021; Pereyra y Lazarte, 2022) como fuera de ella (Grisendi, 2012 y 2014; Diaz, 2013; Ficcardi, 2013; González, 2017; Ghilini, 2017; Algañaraz Soria, 2018; Romanutti y Segura, 2021; Vila, 2022, 2023 y 2024). Reconociendo el lugar ocupado por Germani y su grupo de colaboradores, estos aportes avanzan hacia una evaluación crítica de su proyecto político-académico y extienden la atención hacia actores y espacios que habían sido marginados en los recuentos pioneros de la historia de la disciplina en la Argentina. Además, la adopción de ciertos recaudos metodológicos los sitúan dentro de una senda de iniciativas que han contribuido a la renovación del estudio de la historia de la sociología -y de las ciencias sociales en general- a nivel global (Fleck, Düller & Karády, 2019; Collyer & Manning, 2021). Una historia de la disciplina sociológica organizada sobre estas líneas contribuirá a disipar la amnesia disciplinar (Steinmetz, 2023), producto de olvidos y omisiones, y ofrece una visión más enriquecida y diversa respecto de su devenir.

En este marco, el objetivo del artículo es analizar la revista Estudios de Sociología como pieza que da cuenta del proceso de institucionalización de la disciplina en torno a un conjunto de plataformas, espacios y propuestas alternativas al proyecto liderado por Germani. Esta meta se articula con un conjunto de objetivos específicos: contextualizar el escenario del surgimiento de EdS; apuntar los actores e instituciones que la impulsaron; y caracterizar la revista y su contenido a lo largo de los números editados. Cobijada por la Sociedad Argentina de Sociología (SAS) y las redes de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS) y el Instituto Internacional de Sociología (IIS), se impulsó la edición de una publicación continua en formato bilingüe (español e inglés) durante la primera mitad de la década de los sesenta. Durante este período se editaron nueve números: cuatro con artículos originales y los cinco restantes dedicados a la publicación de las actas y comunicaciones del XX Congreso Internacional de Sociología del IIS (a partir de aquí, XX CIS), desarrollado en 1963. En sus páginas es posible vislumbrar el intento de potenciar una plataforma de difusión y discusión, que sirviera para apuntalar su posición y robustecer los intentos de organización de una red -nacional, regional e internacional- de sustento para su proyecto académico-institucional.

Las revistas especializadas constituyen un indicador de consolidación e institucionalización de una disciplina (Shils, 1970). Sin embargo, el pasaje no debe ser entendido como un avance continuo, unilineal y prefijado de antemano, sino que predomina el vaivén de dinámicas institucionalizadoras y desinstitucionalizadoras (Fleck, Düller & Karády, 2019). Indagar sobre este tipo de objetos es favorable para analizar los soportes -debates, proyectos individuales y colectivos, redes de contactos, recursos e influencias- que permiten su creación y la forma en que las ideas se comunican dentro de los espacios intelectuales y académicos (Beigel, 2003; Pita González y Grillo, 2013; Pita González, Barbeito, Galfione, Grisendi y García, 2019). Sin embargo, esta no ha sido una alternativa muy recurrente en la bibliografía vinculada al estudio de la historia de la sociología (Collyer & Manning, 2021).

El caso de EdS replica ese desinterés por este tipo de publicaciones, reforzado por el hecho de que, a pesar de ser una de las pocas publicaciones argentinas especializadas de sociología en el período, se le ha prestado marginal atención en comparación con el interés concitado por otras revistas, como el Boletín del Instituto de Sociología (1942-1947 y 1952-1954) y los Cuadernos del Instituto de Sociología (1957-1963), la Revista Desarrollo Económico (1958-actualidad) y la Revista Latinoamericana de Sociología (1965-1971 y 1974-1975) (González Bollo, 1999; Diez, 2012; Dias Ferraz Tedesco, 2018; Leone, 2018). Como únicas excepciones pueden señalarse los aportes de Blanco (2005a) y Pereyra (2005), quienes han reconstruido algunas trazas del derrotero de EdS, pero centrándose en la conformación de la Asociación Sociológica Argentina y de la Sociedad Argentina de Sociología, y la disputa por el liderazgo del mundillo sociológico local desatada entre Gino Germani y Alfredo Poviña.

La estrategia metodológica implementada en este trabajo es de corte cualitativo y consistió en un análisis documental de la colección completa de Estudios de Sociología.2 En la búsqueda de los ejemplares, no se han encontrado a disposición en bibliotecas de acceso público, como tampoco disponibles para su compra en plataformas web de compraventa de libros y revistas usados. La precariedad y ausencia de materiales de archivo es una constante en la historia de las disciplinas científicas y en el estudio de la actividad editorial en la Argentina, producto de contratiempos políticos y económicos (Beigel, 2003; Pita González y Grillo, 2013; Caimari, 2017; Pita González, Barbeito, Galfione, Grisendi y García, 2019). Esto refleja la pobre disponibilidad y conservación de fuentes, y las dificultades de acceso a documentos y materiales que den cuenta de la historia de la disciplina sociológica y la edición en el país, lo que se constituye en un grave obstáculo para comprender de manera detallada la dinámica de funcionamiento y el accionar de estos proyectos alternativos y sus actores constitutivos, más allá de los grandes personajes, hitos y gestas institucionales exitosas (Pereyra y Lazarte, 2022; Vila, 2023).

El presente artículo se compone de tres apartados. En el primero se reconstruye el contexto de desenvolvimiento posterior a 1955 de la disciplina sociológica, con un especial énfasis en el proyecto que intentó articular Alfredo Poviña alrededor de la Sociedad Argentina de Sociología, con vistas a alzarse con el liderazgo de la comunidad sociológica local. El segundo apartado se focaliza en recomponer las redes, trayectorias personales e institucionales de una serie de actores que lograron consolidar en la publicación una línea temática. A continuación, en el tercer apartado, se profundiza en la revista Estudios de Sociología, dando cuenta de las particularidades de su publicación: tópicos trabajados, apartados y contenidos. Finalmente, se presenta una serie de conclusiones, que apuntan los principales hallazgos y posibles líneas de investigación futura.

La reorganización del ámbito sociológico argentino en el posperonismo

La disrupción marcada por el golpe de Estado de la “Revolución Libertadora” en septiembre de 1955 tuvo repercusión inmediata en el panorama sociológico argentino. Concentrada gran parte de su actividad profesional en cátedras e institutos universitarios, la mayoría de sus animadores durante el decenio peronista se vieron afectados por el Decreto-Ley N° 6.304/55. Con resultados variados en el interior de cada institución, esta norma implicaba el pase en comisión de todo el personal de las casas de altos estudios del país (Buchbinder, 2010; Unzué, 2020). En simultáneo, se procedió a habilitar la formación de juntas de evaluación de antecedentes -académicos, políticos y de “conducta moral inobjetable”- de los candidatos que optaron por presentarse a los concursos ofrecidos para ocupar cargos vacantes (Neiburg, 1998).

El recambio de figuras y el apoyo decidido de sectores vinculados al reformismo universitario favorecieron la consolidación del proyecto institucional impulsado por Gino Germani y su grupo de colaboradores en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Desde su interpretación, era necesario llevar adelante una “refundación” disciplinar sobre una base intelectual muy clara, que buscaba establecer a la sociología como una ciencia universal con una orientación especializada y racionalizadora, que contribuyera activamente a la modernización política, social y cultural del país (Blanco, 2005a). En su discurso, el sociólogo ítalo-argentino solapaba a este proceso el cambio en la enseñanza, técnicas y estilos de la sociología local, caracterizada como “de cátedra” y asociada al amateurismo de sus practicantes y a la reflexión libresca e impresionista. Resultaba vital fortalecer su institucionalización, asegurando la regularidad de las actividades de enseñanza e investigación y la provisión constante de fondos, la construcción de un mercado editorial específico y la difusión sobre la utilidad del conocimiento sociológico, en aras de lograr la formación de un mercado laboral full time (Germani, 1964a; Blois, 2017; Pereyra y Lazarte, 2022).

En octubre de 1955, Germani fue nombrado profesor a cargo de la cátedra de Sociología y director del Instituto de Sociología de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL-UBA); además, ganó los concursos correspondientes para hacerse cargo de las cátedras de sociología en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (FaHCE-UNLP) y de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional del Litoral (FFyL-UNL) (sede Rosario). Entre enero y marzo de 1957, Germani realizó una gira por diversas universidades de Estados Unidos y Europa para renovar y anudar contactos personales y conexiones institucionales (Germani, 1964b; A. A. Germani, 2004). En marzo de 1957 se creó la Escuela de Sociología de la Universidad de Buenos Aires formada sobre la base de la cátedra e Instituto de Sociología de la FFyL-UBA. En 1958 se la encuadra bajo una estructura departamental, pues se constituye el Departamento de Sociología de la FFyL-UBA (DS-UBA). Entre 1957 y 1958 partieron los primeros estudiantes becados para realizar cursos de posgrado y perfeccionamiento en el exterior; y en 1961, egresaron sus primeros graduados (Blois, 2017; Pereyra y Lazarte, 2022).

Más allá de esto, buena parte de los participantes de la comunidad sociológica durante el “peronismo clásico” (1946-1955) lograron rehacer sus carreras. Instancias previas de sociabilidad compartida y el prestigio cimentado a través de su quehacer profesional y académico pudieron contribuir a la reconversión y la nueva inserción en cátedras e institutos de sociología de universidades públicas y privadas, y en reparticiones gubernamentales. Desperdigados a lo largo y ancho del país, hacia fines de la década del cincuenta intentaron poner en marcha algunas acciones para contrarrestar la avanzada germaniana.

Uno de estos primeros movimientos ocurrió en 1959 cuando, bajo el liderazgo de Alfredo Poviña, director del Instituto de Sociología e Historia de la Cultura Raúl Orgaz, de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), y uno de los sociólogos con actividad destacada durante el decenio peronista. Poviña aprovechó la realización del Seminario Argentino de Sociología en la ciudad de Córdoba para proclamar la creación de la Sociedad Argentina de Sociología (SAS), organización que buscaba nuclear a todos los practicantes de la disciplina. Germani había sido invitado a este Seminario, pero decidió ausentarse alegando falta de tiempo y fondos para trasladarse. A pesar de ello, la asamblea decidió aceptar la inclusión del DS-UBA y nominó a su director como vicepresidente de la sociedad (Pereyra, 2005).

Germani aceptó inicialmente este resultado pero, viéndose en desventaja en el reparto de cargos en el interior de la sociedad, pasó a fomentar la escisión de la SAS alegando el desinterés por afiliarse a la International Sociological Association (ISA) y que la sociedad impulsaba un criterio amplio de membresía que incluía a individuos que no contaran con formación sociológica especializada (Pereyra, 2005; Blois, 2017). El quiebre se consumó en agosto de 1960 con la fundación de la Asociación Sociológica Argentina (ASA), cuya nómina de afiliados era cubierta casi en su totalidad por los miembros del DS-UBA. La ASA postulaba promover una práctica especializada y profesionalizante del quehacer sociológico, y fijaba como criterio para alcanzar la categoría de socio activo que sus adherentes debían contar con una titulación específica y una dedicación plena a la docencia, investigación o actividad aplicada de la sociología (Asociación Sociológica Argentina, 1961).

En contraposición, Poviña resaltaba que la SAS era una asociación “técnica”, alejada de las disputas políticas e ideológicas, y “coalescente”, ya que tenía como propósito establecer una unión de todos los sociólogos, cualquiera fuese su actividad profesional. Pero, si se seguía exclusivamente el criterio implementado por la ASA, sólo podría agruparse a los “pocos sociólogos consagrados que teníamos, los de la sociología científica, los que se decía que ‘sabían sociología’”, con lo cual la SAS simplemente sería “un círculo áulico de sociólogos sabios” (Poviña, 1982, p. 372). Para evitar esto, era necesario que la sociedad se constituyera en un faro de atracción, formación e intercambio para cualquier persona que estuviera preocupada por los problemas de la realidad social y quisiera interpretarlos desde la disciplina sociológica (Poviña, 1982, p. 372).3 En palabras de Fernando Cuevillas (1967, p. 1043), Germani “se desgajó del concierto general de los sociólogos argentinos, organizando una asociación de orientación particularizada”, lo que marcó el punto más bajo en la relación entre ambos grupos.

Reafirmar el reconocimiento internacional fue un aliciente para la creación de la SAS. Poviña participó de la fundación de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS), primera sociedad disciplinar de alcance regional. Asimismo, mantuvo una presencia destacada en esta institución, y retuvo su presidencia desde su I Congreso (Buenos Aires, 1951) hasta su IV Congreso (Bogotá, 1964). También es posible señalar que participantes destacados de la SAS -como Poviña, José Enrique Miguens, Miguel Figueroa Román y Miguel Herrera Figueroa- asistieron a los congresos de sociología organizados por el IIS y la ISA y contaron con membresías de ambas instituciones. De nuevo Poviña aparece como caso destacado: miembro de la junta directiva (1950) y presidente del IIS (1963-1969); representante argentino ante la ISA (1951-1956) e integrante de su comité de Enseñanza y Entrenamiento (1950-1955). Por último, puede agregarse que Poviña había conseguido hacerse un nombre a lo largo de las décadas de 1940 y 1950 mediante la publicación por parte de editoriales prestigiosas (Fondo de Cultura Económica) de distintos manuales de sociología y recuentos de la historia disciplinar en el país y en América Latina (Blanco, 2005b; Pereyra, 2005).

Otro punto que pudo influir en la decisión de conformar la sociedad estuvo relacionado con la competencia por asegurar fuentes de financiamiento. Germani comenzó, a partir de 1958, a tener contactos con oficiales de las fundaciones Ford y Rockefeller y, entre ese último año y 1959, representantes de ambas organizaciones realizaron una gira en la Argentina para evaluar distintas postulaciones de subsidios. No deja de parecer sorprendente que nombres rechazados por los representantes de las fundaciones por no contar con las condiciones, credenciales o destrezas suficientes -Poviña y Juan Carlos Agulla; Jorge Ochoa de Eguileor y la oficina de la Dirección Nacional de Sociología Rural; José Enrique Miguens; Pedro Rubens David- son todos miembros de la SAS y personajes que terminaron ocupando lugares destacados en la organización de EdS (Blanco, 2005a; Pereyra, 2005).

Sin embargo, este grupo logró asegurar el respaldo del Programa de Intercambio Educativo J. William Fulbright, creado en 1946 y administrado desde el Buró de Asuntos Educacionales y Culturales del Departamento de Estado estadounidense.4 Con presencia en la Argentina desde 1956, la Comisión Fulbright de Intercambio Educativo entre Estados Unidos y Argentina constituyó un organismo binacional, independiente y sin fines de lucro que se encargó de la administración local del programa. Uno de sus primeros becarios fue Pedro Rubens David, quien partió en 1956 a la Universidad de Indiana para completar un doctorado en Sociología y Derecho (Universidad Kennedy, 2014). A su retorno a la Argentina, David fue nombrado presidente de la Comisión en 1961, cargo que mantuvo hasta 1972, y se insertó rápidamente dentro de las actividades de la SAS, probablemente estimulado, además, por la amistad que mantenía con Miguel Herrera Figueroa, Alfredo Poviña y Juan Carlos Agulla.

Este vínculo les permitió a la sociedad y a las instituciones que formaban parte de su red conseguir recursos para sustanciar el intercambio académico y, posiblemente, permitir la publicación de EdS. La SAS, entonces, gozó del apoyo del gobierno estadounidense, vía su embajada en la Argentina, en tanto la representación diplomática estadounidense consideraba que este grupo de sociólogos jugaría un rol especial en la promoción del desarrollo y en la defensa de los intereses de Estados Unidos en la región (Pereyra, 2005). Tan explícita era esta vinculación que William J. Grupp, agregado cultural de la legación diplomática, fue orador en algunos de los eventos académicos impulsados por la SAS (“Señalado éxito alcanzó el seminario…”, 1963, pp. 347-348).

El mismo año de creación de la SAS se firmó un acuerdo entre la Universidad de Indiana y la UNC, a través del programa Fulbright, para facilitar la movilidad de docentes e investigadores. Así, se pudo enviar a Estados Unidos a Eva Chamorro Greca de Prado, colaboradora de Poviña, para realizar una estancia de investigación en esa universidad (Díaz, 2013; Grisendi, 2014). Un convenio similar parece haberse alcanzado al mismo tiempo con la Universidad Católica Argentina (UCA), y en este caso el beneficiado fue Francisco Suárez, quien viajó con el objetivo de completar un máster en Indiana (“Becarios argentinos en Sociología”, 1962).5 A su vez, el programa también habilitó la contratación de profesores extranjeros, como Bernard Rosemberg, Robert J. Havinghurst, Melvin de Fleur, Delbert Miller6 y Michael Myren. Estos docentes dictaron cursos en la UNC y la Universidad del Salvador (USAL) e impulsaron la realización de investigaciones empíricas; y algunos de ellos –como de Fleur- formaron parte del staff editorial de EdS y publicaron artículos en la revista. Sin embargo, esta vinculación no clausuró totalmente la participación en otros espacios, ya que durante su gira por el país Rosemberg y Havinghurst, además, impartieron seminarios de grado en el DS-UBA.7

Por último, otro tema vinculado al financiamiento fue la disputa abierta por asegurar una representación ante el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Germani y el DS-UBA lograron una rápida inclusión dentro de este organismo, y con este movimiento el sociólogo ítalo argentino pudo asegurarse un lugar en su directorio. En hechos prácticos su incorporación permitió, por un lado, vencer la resistencia que algunos de los miembros del CONICET tenían hacia la inclusión de la sociología -y las humanidades en general- dentro del reparto de becas de estudios (Germani, A. A., 2004); y, por otro, impedir que Poviña o cualquier otro académico ligado a la SAS consiguiera ser designado dentro de la junta encargada de decidir la asignación de subsidios (Pereyra, 2005).

Si bien hubo presentaciones exitosas de candidatas y candidatos asociados a las redes de la SAS, debían contar con el visto bueno previo de Germani y eran pocas en comparación con las becas otorgadas a aquellos que se presentaban por el DS-UBA (Pereyra, 2005; González, 2017). La SAS no dejó pasar este tema y en distintos eventos académicos y asambleas internas emitió distintas resoluciones para impulsar un reclamo hacia el directorio del CONICET. La sociedad esgrimía que, en función de los antecedentes de sus miembros y su actividad científica, debía contar con representantes y opinión en los procesos de presentación y elección de postulantes (“Segundo seminario argentino de sociología”, 1961, p. 245; “Señalado éxito alcanzó el seminario…”, 1963, p. 358).

Redes, trayectorias personales e institucionales y proyectos colectivos en la revista Estudios de Sociología

Tomando en cuenta la formación y el desarrollo de la actividad de la SAS, es posible imaginar que la edición de Estudios de Sociología formó parte de su esfuerzo por legitimar y ampliar su presencia en el panorama sociológico local,sirviendo como un espacio de difusión y publicación para la sociedad y sus miembros. Dentro de sus páginas resaltan los nombres de distintos socios de la SAS,8 que representaban a dos grupos generacionales distintos: el que había tenido una actuación destacada durante los años peronistas y uno de acercamiento más reciente –después de 1955– a la organización profesional de la disciplina. Además, esto refleja el perfil heterogéneo y con mayor participación federal que presentaba la SAS, que refiere al espíritu ecuménico que fomentaba.

En el primer agrupamiento se destacan Alfredo Poviña, José Enrique Miguens y Jorge Ochoa de Eguileor, Miguel Figueroa Román, Francisco Andrés Mulet, Miguel Herrera Figueroa, Sara Faisal y Juan Ramón Guevara.9 Una vez exonerado de sus cargos en la UBA, Alfredo Poviña, a través de sus redes personales y de amistad con Benjamín Cornejo y Jorge Orgaz -este último rector de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) entre 1958 y 1964-, logró asegurar en 1956 su designación como profesor a cargo de la cátedra de sociología de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNC (FDCS-UNC) y como director del Instituto de Sociología e Historia de la Cultura Raúl Orgaz de la misma universidad (Díaz, 2013). Miguens, excluido de la universidad porteña por el ascenso de Germani,10 buscó en un primer momento reorientar su carrera hacia el novedoso campo de la consultoría de mercado y los estudios de opinión pública. Pero rápidamente sus contactos y su prestigio dentro de las redes del Ejército argentino y la Iglesia católica cimentaron su designación en 1958 como profesor de la Escuela Superior de Guerra y en 1959 como director del Departamento de Sociología de la recientemente creada Universidad Católica Argentina (UCA) (Giorgi, 2010).11 Jorge Ochoa de Eguileor logró reingresar a la función pública en 1958, en la Secretaría de Estado de Agricultura y Ganadería de la Nación, primero como asesor y luego como director de la Dirección Nacional de Sociología Rural. A comienzos de la década de 1960 fue designado como experto en sociología rural de la Organización Internacional del Trabajo en el proyecto Desarrollo de la Tenencia de la Tierra en el Istmo Centroamericano. En 1963 retornó al país y pronto fue nombrado profesor de la USAL y de la Universidad Argentina John Fitzgerald Kennedy (UAJFK) (Universidad del Salvador, 1964; Ochoa de Eguileor, 2007).

Por su parte, Miguel Figueroa Román logró mantenerse como profesor a cargo de la cátedra de Sociología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán (FFyL-UNT) al ganar el concurso correspondiente, pero repentinamente presentó su renuncia en agosto de 1957 (Pereyra, 2012).12 Además de participar en las actividades de la SAS, su siguiente incursión en el ambiente académico se apunta en el verano de 1962 como profesor de Sociología Industrial en el Curso de Sociología creado en el marco de la apertura de la Universidad Provincial de Mar del Plata (Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires, 1962).13 Mulet, por su parte, logró reinsertarse en 1958 como profesor adjunto interino de la cátedra de Sociología e investigador del Instituto de Filosofía del Derecho y Sociología, cátedra e Instituto pertenecientes a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata (FCJyS-UNLP) (Ves Losada, 2004; Blanco, 2005a). En tanto que Miguel Herrera Figueroa,14 fue exonerado de los cargos de profesor de Derecho Penal y Filosofía del Derecho en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNT. En 1956, por motivos de persecución política, abandonó Tucumán y se trasladó primero a Rosario y posteriormente a Buenos Aires, ciudad esta donde creó su propio estudio de abogados (Universidad Kennedy, 2014). Él fue uno de los principales impulsores del esfuerzo que culminó, en abril de 1964, con la apertura de la UAJFK, cuyo rectorado ejerció entre 1965 y 1999.15 Figueroa Román, Mulet y Herrera Figueroa mantenían una relación previa de trabajo pues habían formado parte, durante las décadas de 1940 y 1950, de la experiencia del Instituto Permanente de Planificación Integral del Noroeste Argentino (PINOA) de la UNT (Pereyra, 2012).

En Santa Fe, Sara Faisal consiguió mantener sus cargos en la sede de la Universidad Nacional del Litoral, a los que, gracias a su cercanía con las redes católicas locales, sumó su contratación en la Universidad Católica de Santa Fe. Además, en algún momento en la década de 1960 logró ser designada como delegada de la UNL ante la Comisión de Intercambio Educativo entre Argentina y Estados Unidos de la Comisión Fulbright (De Bertero, 1995). Por último, en Mendoza, Juan Ramón Guevara -maestro rural y Doctor en Derecho por la UNC- trabajó desde 1945 en la cátedra de Sociología de la Facultad de Ciencias Económicas en la Universidad Nacional de Cuyo (FCE-UNCuyo) y ganó el correspondiente concurso para convertirse en su titular en 1957. Su apoyo a la organización de la SAS permitió constituir su filial regional e impulsar la realización del Primer Congreso Argentino de Sociología (Mendoza, 1961) y la creación del Instituto de Investigaciones Sociológicas de Mendoza (Vila, 2024).

En tanto, en el segundo agrupamiento podemos incluir miembros que se acercan recién con la creación de la sociedad. Luis Bruno Campoy -profesor de Filosofía y Doctor en Ciencias Económicas- era desde 1954 titular de la cátedra de Sociología Argentina de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo y a este cargó sumó, en 1960, la dirección del Instituto de Sociología de la misma facultad. Más a tono con la producción disciplinar contemporánea, Campoy desarrolló un interés respecto de la problemática de la modernización, analizada a través de las interpretaciones de diversos sociólogos estadounidenses (Ficcardi, 2013; Vila, 2024). Alfredo Ves Losada, un abogado platense con amplios contactos en el sistema judicial provincial, compartió espacio docente con Francisco Andrés Mulet en la FCJyS-UNLP y por medio de la SAS pudo articular con un grupo de interesados en la sociología jurídica, que incluía a Poviña, Miguens, Pedro Rubens David y Juan Carlos Agulla (Ves Losada, 2004).

Pedro Rubens David, abogado y doctor en Derecho por la UNT, se había involucrado en las actividades del PINOA y había trabado contacto con Miguel Figueroa Román y Miguel Herrera Figueroa. Con este último mantuvo un vínculo intenso durante la primera mitad de la década de 1950.16 Como se señaló más arriba, David fue uno de los primeros argentinos becados por el Programa Fulbright y tuvo un rol destacado dentro de la gestión local de este programa (Universidad Kennedy, 2014). Otro caso también vinculado a las redes de contacto tucumanas es el de Lázaro Barbieri. Formado como profesor de Historia y Geografía en la FFyL-UNT, fue designado en 1958 por las autoridades de la universidad tucumana como Director del Departamento de Extensión Universitaria y con posterioridad lideró el Centro de Investigaciones Sociológicas de dicha casa de estudios. Con una dilatada militancia en la Unión Cívica Radical tucumana, fue elegido gobernador de la provincia en 1963 (Blanco, 2005a; Pereyra, 2005).

En Córdoba aparece la figura del abogado Juan Carlos Agulla, quien secundó a Alfredo Poviña en las actividades del Instituto Orgaz y buscó profundizar en este espacio la práctica de la investigación empírica. Agulla había retornado al país luego de una larga estancia en España y Alemania durante la década de 1950, con sendos doctorados en Derecho (Universidad de Madrid) y Filosofía (Universidad de Munich), y formó parte de la primera promoción (1958-1959) de los cursos de posgrado de la Escuela Latinoamericana de Sociología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (ELAS-FLACSO) en Santiago de Chile (Franco, 2007; Vila, 2022). Por último, puede mencionarse el caso de la Dirección Nacional de Sociología Rural, en la que trabajaron Francisco Suárez y Floreal Homero Forni. Ambos, además, se desempeñaban como docentes en el Departamento de Sociología de la UCA: Suárez estaba a cargo del curso sobre Técnicas de Investigación Social y la materia Conflicto Social; y Forni dictaba una serie de seminarios sobre Teoría del Desarrollo de Comunidades, Sociología Rural y Sociología Urbana (Amadasi y Fidanza, 2011).

El crecimiento de la adhesión y la afiliación de la SAS motivó, para reforzar su estructura organizativa y de actividades, la fundación de filiales regionales o provinciales de sociología y centros de estudios. Así, entre 1959 y 1965 se crearon sociedades de sociología en las provincias de Córdoba, Buenos Aires, Mendoza, Tucumán, Santa Fe, San Juan y Santiago del Estero, y en la Región Nordeste (Chaco, Corrientes y Misiones). Algunas de estas filiales tenían unidos espacios de investigación, como fue el caso del Centro de Estudios Sociológicos (Santa Fe), el Centro de Investigaciones Sociológicas (Mendoza), el Centro de Estudios de Sociología del Noreste (Corrientes, Chaco y Misiones), el Centro de Estudios Sociológicos de Buenos Aires (Área Metropolitana de Buenos Aires); sin embargo, queda poco claro cuánto trabajo concreto pudieron desplegar.

La SAS logró concertar una serie de eventos a lo largo del país: conferencias magistrales, cursos de actualización, presentación de las actividades y de las investigaciones de sus miembros, y realización de asambleas extraordinarias de la institución. Entre 1959 y 1964 se realizaron un congreso nacional de sociología (Mendoza, 1961), cuatro seminarios (Córdoba, 1959 y 1960; Resistencia-Corrientes, 1962; Santa Fe, 1963) y un curso especial de sociología económica (Resistencia, 1964).17 El Primer Congreso Nacional de Sociología, desarrollado entre el 10 y el 14 de octubre de 1961, concitó grandes expectativas en función de lo nutrido de su concurrencia (200 delegados y 80 trabajos presentados) y del apoyo alcanzado por las autoridades provinciales y distintas instituciones sociales mendocinas (“Primer congreso argentino de sociología”, 1962, pp. 313-321).

La notoria inasistencia de la representación del DS-UBA en el Primer Congreso Nacional de Sociología causó cierto revuelo ya que, pese a ser invitada a participar, esta institución no emitió respuesta respecto del convite (Tonón, 1961, p. 683).18 Sin embargo, en opinión de Antonio Donini (1961, p. 96), el balance final del Congreso permitía vislumbrar una nueva etapa en la historia de la sociología local, al facilitarse la participación e intervención de jóvenes estudiantes de instituciones públicas y privadas y el intercambio entre investigadores desperdigados a lo largo y ancho del país. Quizás el evento más importante que tomó a su cargo la sociedad fue la organización del XX CIS (Córdoba, 1963), que se desarrolla en el apartado siguiente, que se saldó con la proclamación de Alfredo Poviña como presidente del IIS por el período 1963-1969.

A pesar de la imagen delineada de enfrentamiento cerrado entre los grupos nucleados en la ASA y la SAS, se abrieron algunos canales de contacto que permiten imaginar un esfuerzo de convergencia. En principio, Regina Gibaja, docente en el DS-UBA, asistió como representante de dicho espacio al III Seminario Sociología y formó parte de sus actividades. En el relato del Seminario, los participantes celebraron su presencia como refuerzo al espíritu de integración propuesto por la SAS y que con ello “ahora todas las provincias están representadas en este Seminario” (“Señalado éxito alcanzó el seminario…”, 1963, p. 353). Otro nexo de unión es el establecido por la presencia de José Luis de Ímaz,19 docente en los departamentos de sociología de la UBA y la UCA. Siendo el único miembro del Instituto de Sociología de la FFyL que había logrado atravesar la depuración después de 1955, su perfil y sus afinidades (militante católico, cercano al peronismo y al pensamiento filosófico) lo hacían permeable a las actividades de la SAS (Giorgi, 2017).

José Luis de Ímaz -en compañía de Torcuato Di Tella-20 asistió al XX CIS y al Seminario de Sociología Económica de Resistencia. En este Seminario, además, participaron otras docentes y jóvenes graduadas del DS-UBA: Silvia Sigal, Catalina Wainermann y Maria Eugenia Dubois (“Curso de sociología económica…”, 1965, p. 330).21 Asimismo, una representación conjunta de ambos grupos -compuesta por de Ímaz, Jorge Graciarena, José Enrique Miguens, Antonio Donini, Justino O’Farrell y Juan Ramón Guevara- conformó la delegación argentina que asistió al IV Congreso Latinoamericano de Sociología (Bogotá, 1964), organizado por ALAS (“Madurez de la sociología latinoamericana”, 1964).22

Por último, es posible apuntar la realización, en noviembre de 1965, del Coloquio “Del sociólogo y su compromiso” que reunió nuevamente a representantes de la ASA (Gerardo Andújar y José Luis de Ímaz) y de la SAS (Juan Carlos Agulla, Adolfo Critto, José Enrique Miguens, Floreal Forni y Francisco Suárez). El simposio fue una de las primeras instancias habilitadas para debatir y hacer un balance sobre el quehacer profesional de la disciplina sociológica en Argentina.23 Es posible hipotetizar que estos avances quedaron frenados por la disrupción -política, académica y de las trayectorias de algunos de los actores señalados- que el golpe de Estado de la autoproclamada Revolución Argentina desencadenó en 1966.

Estudios de Sociología: anatomía de una publicación

La publicación de la revista Estudios de Sociología se desarrolló mediante la editorial Bibliográfica Omeba entre los años 1961 y 1965. Esta revista no escapó al destino sufrido por otras iniciativas similares que vieron limitadas su duración en función de dificultades financieras para garantizar su edición y de la endeble y turbulenta situación institucional y profesional de la sociología en el país durante las décadas de 1960 y 1970 (Blois, 2017). Respecto de la editorial, era una empresa dedicada al campo jurídico, así como a la edición de enciclopedias de distintas áreas temáticas. Esta empresa era propiedad de la familia Lerner y operaba en las ciudades de Buenos Aires y Bogotá (Weinberg, 2020). La editorial estaba íntimamente ligada al Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, y éste, a la corporación judicial de la provincia de Córdoba. Sin contar en su catálogo con ninguna obra vinculada a la sociología del derecho, esta casa editora lanzó a la venta cuatro libros asociados al campo de la sociología: Sociología norteamericana: historia de la sociología en Estados Unidos hasta 1950 (Howard Odum, 1951); Sociología Urbana (Egon Bergel, 1959); Sociología de la vida rural: el desarrollo de la sociología rural en Latinoamérica (T. Lynn Smith, 1960); Sociología: introducción a la sociología - método (Juan Ramón Guevara, 1964). Otro elemento a destacar en este marco es que Omeba también publicó a Alfredo Orgaz, hermano de Jorge Orgaz que mantenía una estrecha relación con Poviña (Díaz, 2013).

Respecto de la encuadernación de la revista, se trataba de una propuesta de tapa dura color bordó, con el título resaltado con inscripción en dorado y con costura en el lomo. En la primera hoja se destacaba la presentación del logo de la revista. Su diseño presentaba, en la parte superior, la ilustración de una abeja, símbolo que se asocia comúnmente al trabajo, la productividad y la cooperación, y debajo se observa un dibujo que parece representar montañas o un gráfico de líneas. Debajo de estos elementos se veía una lámpara de aceite, símbolo de luz y conocimiento, sobre un libro, en cuyo lomo aparecía la frase “Scientia et conscientia”, traducida del latín como “ciencia y conciencia”. Además, el nombre de la revista en inglés acompañaba el logo. Todos estos elementos parecen aludir a la intención de realizar una convocatoria amplia, desde distintos perfiles y tradiciones intelectuales, a todos los interesados por investigar y reflexionar desde la sociología.

La revista EdS contó con nueve números, de los cuales las ediciones 1, 2, 3 y 9 presentan una estructura delimitada, con las siguientes secciones: Artículos y Ensayos/Articles and Essays; Informes y Comentarios/Reports and Commentaries; Libros/Books; Noticias, Congresos y Conferencias/News, Meetings and Conferences; Figuras de la Sociología/Profiles in Sociology; Reseñas y Revistas/Book-reviews and Journals. Por su parte, las cinco ediciones restantes -los números 4, 5, 6, 7 y 8- presentan las actas, conferencias y comunicaciones del XX CIS del Instituto Internacional de Sociología, desarrollado en el año 1963 en Córdoba.

Los tomos 1, 2, 3 y 9 presentan al Consejo Directivo de la revista, compuesto por un Comité Honorario, un Comité Asociado y un Comité Ejecutivo, que ofrecen nombres en parte ya mencionados en los apartados precedentes. En el Comité Honorario de la revista se menciona a Alfredo Poviña, acompañado de grandes nombres de la sociología internacional como Kingsley Davis, Robert K. Merton y Talcott Parsons, figuras que a su vez responden a diferentes tradiciones teóricas. En el Comité Asociado también es posible encontrar referentes del campo de la sociología con diversos orígenes: por un lado, Juan Carlos Agulla, José Enrique Miguens y Jorge Ochoa de Eguileor desde una tradición más empírica y renovadora para la época; por otro lado, José Andrés Mulet, Sara Faisal y Juan Ramón Guevara como figuras de la disciplina con trayectorias consolidadas y lugar destacado en el interior de la SAS; y, por último, referentes internacionales como Pablo González Casanova, Aldo Solari e Isaac Ganón, perfiles que se vinculan con ALAS y con las actividades y redes asociadas a la sociología científica encabezada por Gino Germani.

Por su parte, en el Comité Ejecutivo aparecen nombres como Frank R. Westie y Melvin de Fleur, relacionados con actividades de intercambio académico entre la Argentina y la Universidad de Indiana. Ellos fueron acompañados por figuras locales como Miguel Figueroa Román, quien en ese momento parecía haberse retirado de la actividad académica plena pero contaba con diversos contactos en Estados Unidos; Pedro Rubens David, quien trabajó articulando con la Universidad de Indiana para la llegada de los primeros becarios y becarias de la Argentina con el Programa Fulbright; y Miguel Herrera Figueroa, quien provenía del campo del derecho y había forjado una relación cercana con ambos en sus años de docente en la Universidad de Tucumán. Este último grupo es el que parece haber tenido a su cargo el día a día editorial de la revista (Pereyra, 2005).

En el primer número de la revista se presenta el Prólogo por única vez en todas las ediciones. En el número publicado en septiembre de 1961, el Prólogo introduce la misión institucional de la revista, que se edita con el propósito de “posibilitar el conocimiento” y dedicarse “al avance de la Sociología como una disciplina científica [...] fieles a los principios de la libre investigación”. Para ello, se postula que participarán “sociólogos de la más diversa orientación” y que no habrá lugar para “viejas rivalidades, ideologías irrelevantes y pasiones personales”. Asimismo, se ofrece como un lugar receptivo para quienes presenten “vocación sociológica” y tendiente al contacto y la cooperación con asociaciones nacionales e internacionales, y con publicaciones y revistas de sociología (Prólogo, 1961, p. 1).

En la enumeración de los objetivos y de la razón de ser de la revista es posible leer la intención de reconocerse como un proyecto de sociología diferenciado del articulado por Germani. A diferencia de este último, considera una definición más amplia de disciplina y de quienes pueden trabajar en ella, aspecto que se percibe en el contenido de los diferentes números de la publicación, ya que se presentan temáticas y profesionales relativos al derecho, la filosofía, la psicología, entre otras áreas de conocimiento. Esta estrategia puede leerse como producto o resultado del movimiento realizado por Germani al fijar -de manera taxativa- los límites de la disciplina, en términos de contraefecto, buscando relativizar dicha separación y favoreciendo la permeabilidad e intercambio. Es posible entender la mención a las “rivalidades” y “pasiones” como una referencia a la antinomia entre ambas orientaciones, y postular el desarrollo de la revista como instancia de superación de dicho enfrentamiento. Este elemento se encuentra estrechamente relacionado con la intención ecuménica de esta empresa, al pretender aunar la multiplicidad de profesionales e instituciones vinculados con la sociología a nivel local, regional y global.

Los números temáticos: ediciones 1, 2, 3 y 9

Como se ha mencionado previamente, la particularidad de las ediciones 1, 2, 3 y 9 de la revista Estudios de Sociología es la presentación de un esquema delimitado de apartados, como también un eje temático que atraviesa cada número. Si bien los ejemplares 1 y 2 no explicitan que se ocupen de una temática particular, es posible advertir una delimitación de líneas de trabajo. En el caso de la primera publicación, se presentan artículos sobre sociología industrial, delincuencia, burocracia y urbanismo, mientras que en el segundo número predomina el contenido relativo a la sociología jurídica. Por su parte, los ejemplares 3 y 9 de Estudios tienen la particularidad de ser explícitamente ediciones temáticas, denominadas “Sociología Rural” y “Sociología Criminal”, respectivamente. En ambos casos, sus distintas secciones se desarrollan en función de la temática de la edición.

Una particularidad de estas ediciones de EdS es la presentación de las contribuciones de las distintas secciones en más de un idioma. Por ejemplo, si un artículo se publicaba en español, al final se presentaba un resumen en inglés, o si el artículo se había escrito originalmente en inglés, al final se encontraba un resumen en español.24 El propósito de esta modalidad de presentación puede leerse como una forma de facilitar la comunicación internacional entre los distintos referentes del campo sociológico.

Asimismo, estas ediciones presentan un esquema que reúne las siguientes secciones:

  • Artículos y Ensayos/Articles and Essays. Aquí se presentan artículos de diversas áreas de la sociología, escritos por profesionales de diferentes procedencias disciplinares -no únicamente sociólogos- y múltiples orígenes, predominantemente de países de América Latina y América del Norte. Es posible encontrar un conjunto de 9 en el primer número, 12 en el segundo, 4 en el tercero y 11 en el número 9. En este apartado prevalece la presencia de autores hombres, así como el idioma inglés: 21 de los artículos están en inglés, 14 en español y uno en portugués.

  • Informes y Comentarios/Reports and Commentaries. Esta sección presenta notas y avances de investigación, catálogos de publicaciones y actividades, y artículos de opinión de menor extensión con respecto a los de la sección anterior. Hay un total de 22, con 4 en el primer número, 2 en el segundo, 7 en el tercero y 9 en el noveno. En este caso también predomina la escritura de hombres, pero respecto del idioma la mayoría de los escritos se encuentran en español, 5 son en inglés y uno en portugués.

  • Libros/Books. En este apartado se anunciaban las novedades editoriales en el campo de la sociología de autores de distintos orígenes y orientaciones. Se mencionan 102 novedades editoriales durante estos cuatro números. La edición con más novedades es la tercera, con 33 libros presentados, seguida por la novena con 32 libros, la segunda con 26 y la primera con 11. Con respecto al idioma de los libros presentados, 67 se publicaron en español, 29 en inglés, 11 en portugués, 2 en francés, 2 en alemán y 1 en italiano. En relación con el país en que fueron publicados, la mayoría de los libros que se mencionan fueron publicados en la Argentina (38), seguidos por Estados Unidos (30), Brasil (12), México (9), España (7), Colombia (4), Costa Rica (2), Francia (2), Alemania (2), Uruguay (2), Cuba (1), Ecuador (1), Italia (1) y Venezuela (1). A pesar del rol central de Gino Germani y sus producciones en el campo sociológico argentino en este período, un aspecto a destacar de las cuatro ediciones es que no se menciona ninguna de sus novedades editoriales o pertenecientes a la Colección de la Biblioteca de Psicología Social y Sociología de la editorial Paidós que él dirigía. Tampoco aparecen obras de sociólogos y sociólogas que formaron parte de su grupo de estudios.25

  • Noticias, Congresos y Conferencias/News, Meetings and Conferences. En este apartado se introduce la agenda de la sociología local (seminarios, cursos, conferencias y congresos) y de los eventos propios de la SAS. En los cuatro números de la revista hay un total de 45 escritos en este apartado, que tienen mayor presencia en el número 3, seguido por el primer número, luego el segundo y por último el noveno -16, 14, 11 y 4, respectivamente-. Predominan los escritos que tratan acerca de eventos académicos en el territorio argentino y la presencia de profesores visitantes en el país, aunque también se mencionan aquellos de otros países de la región o del mundo y las becas asignadas a estudiantes de la Argentina. Los sucesos no involucran únicamente a la disciplina sociológica, pues además se alude a eventos sobre filosofía y psicología.

  • Figuras de la Sociología/Profiles in Sociology. En esta sección se desarrollan las trayectorias de referentes sociológicos locales, regionales y extranjeros. A lo largo de los cuatro números mencionados se divulgaron 25 perfiles de figuras de la disciplina. La totalidad de los perfiles publicados ofrecen trayectorias de hombres, con una mayor proporción para la nacionalidad estadounidense.

  • Reseñas y Revistas/Book-reviews and Journals. Finalmente, el último apartado reproduce breves reseñas acerca de libros y papers de la disciplina.

Como último elemento a destacar de estos números, es interesante resaltar que en EdS es posible encontrar, escribiendo en la revista, actividades y figuras que formaban parte de o eran afines al proyecto germaniano. Para mencionar algunos: Nuria Cortada de Kohan, Torcuato Di Tella, Silvia Sigal, Hugo Berlatzky, en el plano local; Manuel Diéguez Junior, Bernard Rosemberg, Orlando Fals Borda, Aaron Cicourel, Rex Hooper, Kalman Silvert, Rose Goldsen y David Nasatir, en el plano internacional.

XX Congreso Internacional de Sociología del IIS de 1963: los números 4, 5, 6, 7 y 8

A diferencia del esquema delineado en los tomos mencionados anteriormente, en las ediciones 4, 5, 6, 7 y 8 se publica la documentación relativa al XX CIS del Instituto Internacional de Sociología, celebrado en las ciudades de Córdoba y Embalse, desde el 5 al 11 de septiembre de 1963, en la Universidad Nacional de Córdoba. En la Advertencia Preliminar del número 4, escrita por el coordinador del evento, Juan Carlos Agulla, se evidencia que existe una numeración particular para los tomos que reúnen las actas: en vez de los tomos 4, 5, 6, 7 y 8, se trata de los tomos I, II, III, IV y V, respectivamente. En esta advertencia se enuncia que los tomos II, III y IV fueron publicados antes del desarrollo del congreso, con el objetivo de distribuir entre los congresistas el material de trabajo que se iba a utilizar en él. Por su parte, el tomo 4 o I fue elaborado con posterioridad al desarrollo del XX Congreso, lo cual se verifica en su fecha de impresión, ya que terminó de imprimirse en los Talleres Gráficos de la Universidad Nacional de Córdoba el 23 de septiembre de 1965.

Con respecto al XX CIS, en el tomo I se narra que su realización estaba planificada inicialmente para el año 1962, pero debido a dificultades económicas y políticas, y a pedido del Rector de la Universidad Nacional de Córdoba, se pospuso a 1963 con el propósito de que coincidiera con la celebración de los 350 años de la fundación de la Universidad. Agulla (1997) sostiene que un congreso de esta magnitud presentaba una gran expectativa debido a que asistirían numerosas personas del extranjero. En este marco el financiamiento era un elemento central, para lo cual colaboraron la UNC, CONICET, el gobierno de la provincia de Córdoba y el gobierno nacional.26 El congreso se tituló “La Sociología y las Sociedades en Desarrollo Industrial”, con el objetivo de proponer una única temática y de relevancia para la región. Asimismo, y en línea con los trabajos aparecidos en las ediciones de la revista que no corresponden al XX CIS, en estos tomos se advierte que los trabajos presentados en el marco del congreso no se limitan estricta y únicamente al campo de la sociología, sino que se refieren también a la filosofía y a la política social, entre otros.

Este tomo reúne, en primer lugar, los antecedentes del XX CIS, como las resoluciones del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Córdoba y el comité organizador del XX Congreso, y el decreto de la intendencia de la ciudad de Córdoba respecto de su realización y de su postergación a 1963. Aparece, además, la nómina de adherentes y participantes de un conjunto de países -Alemania, Argentina, Bélgica, Bolivia, Brasil, Canadá, China, Colombia, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Ghana, Grecia, Guatemala, Honduras, Hungría, India, Indonesia, Inglaterra, Israel, Italia, Japón, Líbano, México, Nicaragua, Noruega, Paraguay, Perú, Portugal, República Árabe Unida, Rumania, Rusia, Senegal, Suecia, Suiza, Tailandia, Uganda, Uruguay, Venezuela y Yugoslavia-, con más de 150 especialistas extranjeros, 100 profesores argentinos y 300 estudiantes de todo el país (Agulla, 1997). Asimismo, se presentan los discursos inaugurales de Jorge Orgaz (Rector de la Universidad Nacional de Córdoba), Corrado Gini (Presidente del IIS), Alfredo Poviña (Presidente del Comité Organizador del XX Congreso) y Ekai Hayhasi (asesor del IIS, de nacionalidad japonesa). Como aspecto a destacar, aparecen asistentes vinculados a las actividades del grupo nucleado en torno a Germani y el Departamento de Sociología de la UBA, como Torcuato Di Tella y José Luis de Ímaz.27

A continuación, se presentan las denominadas Comunicaciones Finales, que comprenden un conjunto de textos que no fueron publicados en los volúmenes correspondientes al haber sido enviados fuera del plazo de recepción de contribuciones. Seguidamente, se encuentran las cuatro Conferencias que se desarrollaron al dar por culminadas las sesiones plenarias de los distintos días del congreso, dictadas por Helmuth Schelsky (6 de septiembre), Salvador Lisarrague (7 de septiembre), Hans Nagpaul (9 de septiembre) y Otto Larsen (10 de septiembre). Luego se exhiben las Actas del congreso; es decir, las reflexiones e intercambios al respecto de los trabajos presentados. Finalmente, se desarrolla una serie de homenajes, en particular concentrados en la figura de Corrado Gini, fallecido para el momento de la publicación.

Una particularidad en este tomo, que es compartida con las restantes ediciones del congreso, como también con las ediciones de la revista que no reúnen material de este, es que los diversos escritos se encuentran en una multiplicidad de idiomas, en particular español, francés, inglés y portugués. Todas las ponencias enviadas al XX CIS y publicadas en estos números de EdS se reprodujeron en el idioma original en el que habían sido remitidas. Asimismo, se destaca que las conferencias del tomo I son versiones taquigráficas de las distintos simposios y sesiones de discusión de trabajos que se desarrollaron a lo largo del XX CIS, que fueron editadas a partir de las grabaciones realizadas, por lo cual no se trata de trabajos escritos por los autores.28

Surgen otros dos elementos novedosos en este tomo a diferencia de los demás números de la revista, tanto de los mencionados en el anterior apartado como de aquellos relativos al XX CIS. En primera instancia, se destaca que en este tomo -número 4 de EdS y I de los relativos al XX CIS- aparecen fotografías de distintas instancias del congreso. Estas imágenes representan salones de actos abarrotados de asistentes, figuras de relevancia (Alfredo Poviña y Jorge Orgaz mientras pronuncian sus respectivos discursos inaugurales), la mesa directiva de ALAS y SAS, autoridades de la UNC y del congreso, y delegados extranjeros asistentes. En segundo lugar, aparece la única publicidad, a lo largo de los diferentes tomos, sobre la UAJFK, institución impulsada por Miguel Herrera Figueroa y Pedro David, que promocionaba sus Licenciaturas de cinco años (Administración de Empresas, Psicología, Ciencia Política y Sociología) y sus Doctorados (Psicología Clínica, Sociología, Penalística y Ciencias Comerciales).29

En lo que respecta a los tomos 5, 6 y 7 -o II, III y IV-, reúnen el material que se puso a disposición de los congresistas para distribuir los escritos con los que se trabajaría, aclaración que se encuentra tanto en el tomo II como en el tomo I -que fue publicado con posterioridad al tomo II-. Asimismo, en la advertencia inicial del tomo II se resalta que el tomo inicial y el tomo final de la serie serían publicados con posterioridad a la realización del XX Congreso. En este sentido, los números II, III y IV terminaron de imprimirse en los talleres gráficos de la Universidad Nacional de Córdoba el 30 de agosto de 1963, unos días antes del comienzo del XX Congreso. En estas tres ediciones se encuentran los materiales de trabajo del congreso dispuestos según orden alfabético por apellido de los autores. Asimismo, las contribuciones reúnen una variedad de idiomas aún mayor al tomo I, con escritos en castellano, francés, inglés, italiano, portugués y alemán.

Por último, el tomo 8 -o V- presenta una nota final en la cual se aclara que el contenido de este refiere a todos aquellos trabajos que habían llegado con posterioridad al término indicado. Este número, al igual que los tres mencionados anteriormente, reúne comunicaciones elaboradas en el marco del XX CIS, que se presentan en orden alfabético según el apellido de los autores y en diferentes idiomas. La edición también fue impresa en los talleres gráficos de la Universidad Nacional de Córdoba y se terminó el 14 de enero de 1965.

Conclusiones

El desarrollo de EdS se enmarca en el contexto mencionado en los primeros apartados respecto de las particularidades de la sociología local entre las décadas del cincuenta y sesenta del siglo pasado, y de la disputa entre los proyectos de desarrollo de la disciplina. En este sentido, en primer lugar, la constitución de la revista debe ser comprendida en el marco de canales alternativos de producción y difusión de la disciplina en relación con el proyecto predominante encabezado por Gino Germani en la Universidad de Buenos Aires. EdS se presenta, entonces, como un espacio más que se conforma a la luz de la disputa por la configuración de las representaciones de la disciplina y sobre quienes se dedican a ella. Reforzando su espíritu ecuménico, la publicación cobijó a un heterogéneo grupo -desde sus perfiles académicos y políticos, y su perspectiva sociológica- que combinaba un segmento de figuras con trayectoria más extensa y sociabilidad compartida durante los años del peronismo y otro de más reciente acercamiento a la disciplina.

En relación con las preguntas sobre quiénes se constituyen como sociólogos y cuáles son temas válidos para la sociología, la revista busca darles respuesta. Respecto del primer interrogante, a través de los perfiles publicados en sus primeros números como “Figuras de la Sociología” y a partir de los nombres de a quienes permite publicar en las diferentes ediciones y de los nombres de quienes participan del XX CIS. Asimismo, sobre el segundo interrogante, es posible encontrar, como se ha mencionado, una gran heterogeneidad en los criterios de inclusión, que abarca temáticas en estrecha vinculación con otras disciplinas, lo que puede verse en los diversos números e incluso en los trabajos presentados en el XX CIS de 1963.

En este marco, si bien la revista presenta una definición más amplia y diversa de qué es la sociología y sobre cuáles son sus líneas de trabajo en relación con la delimitación disciplinar desarrollada por el proyecto germaniano, es interesante resaltar que en EdS es posible encontrar como autores y como asistentes al XX CIS a actores (estudiantes, jóvenes graduados y docentes) que formaban parte de o eran más cercanos al proyecto de Germani, así como la mención en la revista de actividades organizadas por este grupo. Es decir, la intención ecuménica de la revista no desconocía el trabajo de sociólogas y sociólogos -locales y extranjeros- relacionados con el proyecto de Buenos Aires y daba cierto lugar a su reconocimiento y difusión en la publicación. Estos avances pueden ser vistos como movimientos proclives a facilitar la reunificación de los dos proyectos, sea integrando al grupo organizado alrededor de Gino Germani o adoptando por parte de la SAS, con sus particularidades, algunos de los mecanismos, temas y metodologías más claramente identificados con el proyecto de la sociología científica.

Cabe destacar que el elemento anterior abona a la estrategia de trabajo de EdS, que convoca las distintas formas de hacer y pensar la sociología también considerando una amplia distribución territorial y promoviendo redes de desarrollo y difusión de la disciplina que traspasaran la centralidad porteña y los límites nacionales. En este sentido, la revista sirve a los propósitos de la doble direccionalidad de la estrategia institucional de la SAS. Por un lado, ya que se buscaba expandir y permitir la apertura de espacios que nuclearan -de manera más federal- a aquellos interesados por pensar e investigar desde la sociología, la existencia de esta publicación ofrecía un aliciente para dar a conocer su producción. En tanto, por otro lado, la propuesta editorial permitía capitalizar las redes internacionales disciplinares a las que estaba vinculada, en vistas de obtener reconocimiento, y jerarquizar su lugar dentro del panorama editorial regional.

Asimismo, es relevante la pregunta acerca del lugar de EdS en el catálogo de publicaciones seriadas de sociología. Buscó, en la etapa abierta a partir de la estructuración de proyectos contrapuestos para organizar la disciplina, convertirse en la primera publicación con pretensiones de representatividad. Podría avanzarse en esta senda tomando en cuenta que el Instituto y el Departamento de Sociología de la UBA habían reiniciado una empresa editorial, pero limitada a la serie “Cuadernos” y “Publicaciones Internas”; sin embargo, estas estaban más pensadas para ofrecer traducciones, material de enseñanza y difusión de los trabajos en curso. Además, si bien Estudios de Sociología (1961) es posterior a Desarrollo Económico (1958), tiene un perfil editorial más centrado en sociología y no en un amplio rótulo de "Ciencias Sociales". Sin embargo, y pese a esta precisión, la apuesta realizada en las páginas de EdS no es excluyente, sino que propone recuperar viejas tradiciones disciplinares, más vinculadas a las humanidades y al derecho. Y, por último, su surgimiento es previo a la aparición de la revista temática más representativa y duradera en el tiempo, la Revista Latinoamericana de Sociología (ITDT, 1965). En el marco de la recuperación de proyectos de desarrollo de la sociología a nivel local y regional alternativos al proyecto germaniano predominante desde mediados del siglo pasado, es preciso revisitar las múltiples experiencias de institucionalización de la disciplina de las cuales la producción de la revista EdS forma parte.

Fuentes

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Notas

1 Este artículo forma parte de las actividades del proyecto UBACyT “La sociología en números. El desarrollo de la sociología empírica en Argentina” (20020220300125BA). El puntapié inicial surgió en el “Taller de Discusión: Pasando revista. La historia de la sociología argentina a través de cuatro revistas en un recorrido de cuatro décadas (1942-1984)”, en ocasión de la Expo Germani 2022 del Instituto de Investigaciones Gino Germani. Agradecemos los comentarios recibidos en ese momento por parte de José Casco y de Juan Martín Bonacci, que nos proporcionaron pistas importantes para comenzar a organizar la tarea de análisis y escritura. Además, reconocemos las sugerencias acercadas por las/os evaluadoras/es que contribuyeron a afinar la versión final del texto. Por último, cualquier error o imprecisión es de nuestra entera responsabilidad.
2 Esta se encuentra disponible y habilitada para libre consulta en el Centro de Documentación e Información del Instituto de Investigaciones Gino Germani. Agradecemos a sus bibliotecarios -Ignacio Mancini, Lucía Marpegan y Paula Fridman- habernos permitido trabajar exhaustivamente con esta fuente.
3 Poviña lo expresó de manera más clara y en un evidente tiro por elevación a Germani: “No creemos en la existencia de sociólogos profesionales ya hechos y rotulados. Todos somos aprendices de sociólogos. Tampoco creemos en una autoridad con tanto prestigio y suficiencia que tenga en sus manos el discernir tal título y decidir sobre los merecimientos” (“Señalado éxito alcanzó el seminario…”, 1963, p. 344).
4 El programa tenía como finalidad promover las relaciones diplomáticas de Estados Unidos mediante la provisión de fondos para el fortalecimiento de la educación superior en países en vías de desarrollo, por medio de la adjudicación de becas de estudio y perfeccionamiento para estudiantes y profesores en universidades norteamericanas y el otorgamiento de subsidios para permitir la contratación de docentes estadounidenses para realizar tareas de enseñanza y/o investigación (Navarro, 2013).
5 Según Borón (Borón y Massholder, 2023), el ingreso de Suárez a la UCA luego de su retorno de Indiana redundó en contar con un docente que equilibró la orientación parsoniana de Miguens con una perspectiva teórica centrada en el conflicto. Asimismo, Suárez ocupó la dirección del instituto de investigaciones vinculado al Departamento de Sociología de la UCA: el Centro de Investigaciones Sociológicas.
6 Miller había tutelado el trabajo de Eva Chamorro durante su estancia en la Universidad de Indiana (Grisendi, 2014).
7 Havinghurst dictó un curso de Psicología Social de la Adolescencia junto con María Eugenia Dubois (primer cuatrimestre de 1961). Rosemberg aparece en dos seminarios: Sociología Urbana: Masas, Clases y Burocracia (segundo cuatrimestre de 1960) y Cambio Social, organizado conjuntamente con Torcuato Di Tella y Jorge Graciarena (segundo cuatrimestre de 1961) (Departamento de Sociología, 1961). Rosemberg, además, visitó durante su estadía las universidades de Tucumán y Cuyo, y dictó cursos sobre estos temas (“Profesor visitante”, 1961). Otros docentes extranjeros vinculados al DS-UBA que participaron de actividades de la SAS fueron Rose Goldsen y David Nasatir, quienes realizaron en el Seminario de Sociología Económica de Resistencia de 1964 un curso de técnicas de investigación social y de adiestramiento de encuestadores, con vistas a la implementación de una encuesta sobre actitudes y creencias de la juventud argentina (“Curso de Sociología Económica…”, 1965, p. 330). Haciendo un recuento de esta experiencia, Nasatir (1965, p. 3) afirmaba que, a la vista de los pocos contactos existentes en la comunidad sociológica local, se había buscado establecer “un terreno común de interés y cooperación entre un grupo de jóvenes sociólogos argentinos con la esperanza de que, una vez desarrollada, la pauta de cooperación persistiría”.
8 La selección de casos apuntó a recuperar actores que tuvieron presencia en EdS, como parte de su consejo editorial o como autores de artículos y reseñas.
9 Excepto Guevara, todos estos nombres se incluyen dentro de los conjuntos que Giorgi y Vila (2019, pp. 138-139) caracterizaron como el “núcleo duro” y los “participantes activos” de la actividad sociológica durante los años del peronismo, los cuales ocuparon lugares de dirección de las cátedras e institutos de la disciplina y participaron de la mayoría de los congresos y eventos académicos vinculados a la disciplina en ese período.
10 A Miguens le ofrecieron mantenerse, de forma interina, a cargo de la la dirección del Instituto de Sociología de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE-UBA), en reconocimiento a la postura opositora adoptada en el conflicto abierto entre la iglesia católica y el gobierno peronista. Sin embargo, no pudo efectivizar este cargo debido a su enfrentamiento con Gino Germani, que lo veía como un serio competidor, pues era uno de los pocos sociólogos activos durante los años peronistas que podía presentar credenciales académicas de peso y conocimientos actualizados en la disciplina. Pereyra (2005) y Aramburu y Giorgi (2013) han señalado que se abrió un agrio conflicto entre ambos sociólogos, que incluyó el rumor de una denuncia realizada por Miguens referida a las simpatías comunistas de Germani y la impugnación del concurso de Miguens para optar por el cargo de profesor titular de Sociología en la FCE-UBA debido a su “incapacidad notoria, desconocimiento de la materia y graves errores en sus libros” (Aramburu y Giorgi, 2013, p. 9).
11 Es posible agregar que, a lo largo de la década de 1960, Miguens puede haber sido el sociólogo argentino con mayor presencia en medios gráficos de tirada masiva. La publicidad de sus actividades tenía lugar principalmente en semanarios y revistas, como Primera Plana y Confirmado, que impulsaron una renovación del estilo periodístico local e incorporaron en sus páginas rasgos de análisis sociológico. En particular sobre esta vinculación, ver Pereyra y Lazarte (en prensa).
12 Se desconoce el porqué de esta decisión, aunque se deslizaron rumores de disputas políticas al interior de la UNT o cuestiones de salud del propio Figueroa Román. En otro recuento, también se apunta que Figueroa Román se desempeñó a fines de la década de 1950 como presidente de la Asociación Argentino-Norteamericana de Tucumán (Universidad Kennedy, 2014). Figueroa Román falleció en Córdoba el 10 de septiembre de 1963, en el mismo momento en que se estaba desarrollando el XX CIS (Poviña, 1982). En la transcripción taquigráfica del congreso publicada en EdS se menciona que, al tomar conocimiento de la noticia, las autoridades del evento realizaron con los presentes un minuto de silencio como homenaje a su memoria.
13 Los docentes que tuvo como compañeros en esta ocasión, provenientes de la Universidad del Salvador, aparecen también vinculados a las actividades de la SAS: Juan Pichón Rivière, Fernando Cuevillas y Raúl Puigbó (Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires, 1962).
14 Herrera Figueroa señaló que su primer interés por la sociología surgió en la década de 1930 cuando, mientras se formaba como abogado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, cursó en los seminarios dictados por Ricardo Levene, uno de los principales exponentes de la sociología argentina del período de entreguerras (David, 1983).
15 En apoyo a este proyecto, Herrera Figueroa recibió en donación parte de la biblioteca de Figueroa Román, sobre la que se organizó la biblioteca de la universidad.
16 Entre estas se puede mencionar su intervención en la organización del Primer Congreso Nacional de Psicología en la UNT (1954) y en el impulso a la petición para que los ciclos básicos de las carreras de la UNT se pudieran dictar también en la ciudad de Salta. Además, ambos, hasta 1955, habían mantenido cargos en el sistema judicial provincial y nacional.
17 La diferencia entre ambas instancias residía en que los congresos estaban abiertos a la participación de invitados, representantes y observadores externos a la SAS, y contaban con un temario más amplio y múltiple. En cambio, los seminarios estaban restringidos a la intervención de los miembros activos de la SAS y, excepcionalmente, de invitados especiales, y contemplaban un único tema que estructuraba la tarea de las comisiones de trabajo (Poviña, 1982).
18 Para poner en perspectiva, en septiembre de ese mismo año se habían realizado en Buenos Aires las I Jornadas Argentinas y Latinoamericanas de Sociología, auspiciadas por el DS-UBA. Las Jornadas funcionaron, para Germani y su grupo, como una vidriera para mostrar a los pares regionales los avances de una disciplina sociológica orientada científicamente (Pereyra y Lazarte, 2022). Aun así, en EdS 2 (“Jornadas Argentinas y Latinoamericanas de Sociología”, 1962, pp. 351-359) se presentan una breve reseña y el programa de estas jornadas.
19 Otro caso similar es el de Eduardo Andrés Zalduendo. Formado como contador en la FCE-UBA, tuvo un paso por el Instituto de Sociología de esa facultad, durante la década de 1950, supervisado por José Enrique Miguens. En 1956, en medio del proceso de depuración universitaria, defendió su tesis doctoral en la FCE y en su jurado de tesis contó con la presencia de académicos afectados por la reconfiguración del espacio universitario (Miguens y Juan Pichón Rivière). En 1958 fue admitido como parte de la primera promoción de cursos de posgrado impartidos en la ELAS-FLACSO. A su retorno al país, a comienzos de la década de 1960, se incorporó como docente a la FCE-UBA y a la UCA, y como investigador en el Centro de Investigaciones Económicas del Instituto Torcuato Di Tella (Fernández López, 2006). Miembro de la ASA germaniana, también pudo comunicar su adhesión al XX CIS (Asociación Sociológica Argentina, 1961; XX Congreso del Institut International de Sociologie. Adherentes y participantes, 1965, p. 36).
20 Su presencia en el XX CIS pudo deberse a que Di Tella cultivó una actitud más conciliadora y abierta al diálogo, en contraposición al carácter hosco y tozudo de Germani, mucho más dedicado a destruir lo que él consideraba “falsas famas intelectuales” (de Ímaz, citado en A. A. Germani, 2004, p. 225). Un ejemplo de esta diferencia de personalidad se observa también en cómo ambos buscaron gestionar conflictos entre docentes y estudiantes en el interior del DS-UBA. Para profundizar sobre esta cuestión, ver Pereyra y Lazarte (2022).
21 También se puede apuntar que Gibaja, Dubois, Zalduendo y Agulla compartieron una instancia de formación como parte de la primera promoción de la ELAS-FLACSO (1958-1959) (Franco, 2007).
22 Este congreso contó con la presencia de sociólogos estadounidenses de primer nivel (Talcott Parsons, Martin Seymour Lipset y Wilburt Moore), así como de representaciones de la UNESCO, la ISA, el IIS y el Banco Interamericano de Desarrollo (“Madurez de la sociología latinoamericana”, 1964).
23 Germani había sido invitado para la ocasión, pero no pudo asistir por hallarse en el extranjero. El Coloquio fue auspiciado por el Congreso Argentino por la Libertad de la Cultura, filial local del Instituto Latinoamericano de Relaciones Internacionales (ILARI). Estas instituciones han sido señaladas como parte de una red de espacios académicos de difusión de ideas “progresistas” abiertamente anticomunistas financiada por la Agencia Central de Inteligencia estadounidense y la Fundación Ford (Trovero, 2022). Según Grisendi (2012), a través de este espacio se fortaleció el vínculo entre Agulla, De Ímaz y Miguens, además de asegurarse la provisión de fondos para la realización de investigaciones empíricas.
24 En la casi totalidad de artículos y reportes no se consigna quién tuvo a su cargo el armado de los sumarios que servían de traducción y resumen ampliado. Sí es notoria la diferencia en extensión, ya que son mucho más largos los que se anexaban a los textos publicados en inglés.
25 Hay una única excepción a esta omisión: el informe Motivación electoral, con autoría de José Luis de Ímaz y publicado por el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES). Es posible hipotetizar que esta reseña se haya debido a que, como se apuntó previamente, de Ímaz mantuvo diálogo con figuras de la SAS y participó en actividades conjuntas con este grupo.
26 Agulla (1997) menciona que, ante la tarea de conseguir financiamiento para el XX CIS, incluso se entrevistó con el presidente Arturo Frondizi, quien se comprometió a colaborar. Sin embargo, en 1962 el presidente fue depuesto mediante un golpe de Estado y asumió el gobierno nacional José Maria Guido, hasta entonces presidente provisional del Senado. Debido a este escenario, Agulla debió entrevistarse nuevamente con los diversos ministros de Economía que se sucedieron en aquel convulso período.
27 Al inicio de un artículo de Primera Plana (“Cocktail sociológico con fondo de sierras”, 1963) con motivo del XX CIS, se hace referencia a la consulta a un miembro del DS-UBA sobre la recepción del congreso, que recibió el siguiente comentario: "Ah, cierto, ¿hay una especie de coloquio en Córdoba, ¿verdad?". Según Agulla (1997, p. 94), se mantenían prejuicios y diferencias heredados del período peronista que empañaban el reconocimiento mutuo y fomentaban la división entre ambos grupos.
28 Esta tarea pudo haberse visto facilitada por la disponibilidad, en las actividades del XX CIS, de un sistema electrónico de traducción simultánea.
29 Ya que ellos, junto a Miguel Figueroa Román, parecen haber sido los responsables del día a día de este proyecto editorial, queda en el aire la duda sobre si esta publicación no fue una ocasión para fortalecer sus apuestas institucionales y académicas. Esta hipótesis se refuerza cuando se identifica que en ninguno de sus números EdS se proclamó como publicación oficial de la SAS y compitió en ese rol con los Cuadernos de los Institutos del Instituto de Sociología e Historia de la Cultura Raúl Orgaz (UNC), en el que se ubicaban las actividades de Poviña y Agulla.

Recepción: 08 Septiembre 2023

Aprobación: 19 Julio 2024

Publicación: 01 Septiembre 2024



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