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“Terroristas”, “subversivos”, "saboteadores" e "infiltrados comunistas": el Plan CONINTES y la construcción del enemigo interno en la prensa marplatense durante el gobierno de Frondizi (1958-1962)
Resumen: La prensa, además de ser utilizada como fuente histórica por los investigadores, se ha constituido en un objeto de estudio en sí mismo. Tomando como punto de partida esta perspectiva, el presente artículo tiene como objetivo analizar el tratamiento periodístico que los diarios La Capital y El Atlántico de la ciudad de Mar del Plata realizaron acerca de la implementación del Plan de Conmoción Interna del Estado (CONINTES) durante la presidencia de Frondizi (1958-1962). El análisis propuesto pone el foco en las representaciones construidas por los diarios respecto de tres aspectos: los agentes de la represión, las personas represaliadas y la violencia represiva. Consideramos, a modo de hipótesis inicial, que los discursos construidos por los diarios analizados contribuyeron a la legitimación del CONINTES, a partir de plantear la existencia de una situación de peligro que debía ser controlada por las autoridades políticas y militares. En relación con el enfoque metodológico, nos acercamos a los textos periodísticos a partir de la crítica documental y el análisis cualitativo y hermenéutico, sin perder de vista las particularidades de este tipo de documentos, que combinan información, opinión y voluntad de persuasión.
Palabras clave: Violencia estatal, CONINTES, Mar del Plata, Prensa, Enemigo interno.
"Terrorists”, “Subversives”, “Saboteurs”, and “Communist Infiltrators”: The CONINTES Plan and the Construction of the Internal Enemy in the Mar del Plata Press during the Frondizi Government (1958-1962)
Abstract: In addition to being used as a historical source by researchers, the press has become an object of study in itself. Starting from this perspective, this article aims to analyze the journalistic treatment given by the newspapers La Capital and El Atlántico of the city of Mar del Plata regarding the implementation of the Internal State Commotion Plan (CONINTES) during the presidency of Frondizi (1958-1962). The proposed analysis focuses on the representations constructed by the newspapers regarding three aspects: the agents of repression, the repressed individuals, and the repressive violence. As an initial hypothesis, we consider that the discourses constructed by the analyzed newspapers contributed to the legitimization of CONINTES by positing the existence of a dangerous situation that needed to be controlled by political and military authorities. Regarding the methodological approach, we examine the journalistic texts through document criticism, qualitative and hermeneutic analysis, while keeping in mind the particularities of this type of document, which combines information, opinion, and the intention to persuade
Keywords: State violence, CONINTES, Mar del Plata, Press, Internal enemy.
1. Introducción
Este artículo sintetiza resultados preliminares de una investigación de mayor alcance acerca de la implementación del Plan de Conmoción Interna del Estado (CONINTES) durante el gobierno de Frondizi (1958-1962) en la ciudad de Mar del Plata.1 En esta ocasión, analizamos el tratamiento periodístico otorgado a este plan represivo por parte de la prensa local - La Capital y El Atlántico -. Desde una perspectiva teórico-metodológica que considera a la prensa como actor político (Borrat Mattos, 1989; Rodrigo Alsina, 1993; Verón, 1987; Kircher, 2005; entre otros), proponemos recuperar la cobertura periodística del CONINTES en los diarios mencionados, a partir de observar las representaciones construidas sobre los agentes de la represión, las personas represaliadas y la violencia represiva.2
A modo de hipótesis, consideramos que el tratamiento periodístico otorgado al despliegue del CONINTES por la prensa local contribuyó a la creación de discursos públicos legitimadores del accionar represivo estatal, al construir la idea de que existía una amenaza al orden establecido que sólo podía ser desarticulada con la intervención de las Fuerzas Armadas (FF. AA.).
Los trabajos académicos que se han preocupado por estudiar las relaciones entre la prensa argentina y la violencia estatal se enfocaron, en su mayoría, en el tercer gobierno peronista y la última dictadura militar (Saborido y Borrelli, 2011; Franco, 2012; Levín, 2013; Iturralde, 2013, 2014, 2017, 2021; entre otros). Un antecedente de relevancia para nuestro trabajo es la investigación de Micaela Iturralde (2021) sobre La Capital durante la última dictadura militar (1976-1983). La autora sostiene que los discursos construidos por el diario marplatense contribuyeron a fortalecer el consenso represivo y tuvieron como sustento una estrecha relación entre los dueños del periódico y las autoridades del gobierno militar abocadas a la política comunicacional. Por otro lado, las investigaciones sobre el CONINTES consideran, en su mayoría, una escala nacional (Fayó, 2010; Ayala Tomasini y Chiarini, 2016; Pontoriero y Franco, 2013; Pontoriero, 2019a; Castronuovo, 2018, 2023; entre otros), unos pocos trabajos adoptan una mirada local o regional (Ruffini, 2019; Pis Diez y Robles, 2019; Castelo y Chao, 2022), aunque sin abordar específicamente el tratamiento periodístico sobre el plan represivo.
Nuestra metodología se centra en el análisis cualitativo y hermenéutico de las fuentes, atendiendo las particularidades que presentan los textos periodísticos, donde se combina información, opinión y voluntad de persuasión (Hernández Ramos, 2017). Además, la prensa puede pensarse como un vehículo para la difusión e internalización de culturas políticas, de modo tal que participa de la conformación de ciertas sensibilidades en las personas lectoras (Orbe, 2016). Como señala González Reyna (2010), el comportamiento político del discurso de la prensa se puede apreciar en el uso del lenguaje, en la selección y jerarquización de noticias, y en las estrategias argumentativas para dotar de verosimilitud al discurso.
El análisis se organiza en cuatro partes. En primer lugar, recuperamos algunos datos generales vinculados a los perfiles identitarios de los diarios analizados. En segundo lugar, reconstruimos brevemente el contexto nacional e internacional en el que tuvo lugar la implementación del CONINTES. En tercer lugar, examinamos el contexto local, enfocándonos en las dinámicas de conflictividad sindical del período. Finalmente abordamos la construcción y circulación de discursos mediáticos sobre los agentes de la represión, los sujetos represaliados y la violencia represiva durante el gobierno de Frondizi, y especialmente en relación a la implementación del CONINTES, en los diarios La Capital y El Atlántico de Mar del Plata.
2. La prensa marplatense: perfiles identitarios de La Capital . El Atlántico
Hacia fines de los años cincuenta y principios de los sesenta los diarios marplatenses se dividían en: la prensa partidaria —representada por el diario El Trabajo del Partido Socialista (PS) y el diario La Mañana vinculado al peronismo— y la prensa “independiente” o comercial – como el caso de La Capital y El Atlántico -, que se presentaba deslindada de cualquier vinculación político-partidaria y perseguía objetivos económicos.3
El diario La Capital, el más antiguo y de mayor tirada de la ciudad, fue fundado en 1905 por Victorio Tetamanti, un empresario de origen italiano radicado en Mar del Plata y vinculado a sectores terratenientes y al Partido Conservador, por lo que, en ese entonces, en una ciudad gobernada por este sector político, nació como un medio de prensa oficialista (Iturralde, 2021). Sin embargo, el diario siempre se presentó como un medio “independiente”, en su página institucional describe su rol a lo largo de la historia como “mediador de construcción de la realidad social, económica, cultural y política de la ciudad y la zona”.4 Como sostiene Iturralde (2021), a lo largo de su historia La Capital construyó una autoidentificación con la ciudad, y se posicionó como intérprete y vocero de ella. Durante el período que interesa a esta investigación, el propietario y director del diario fue Tomás Stegagnini (entre 1931 y 1961), hombre vinculado al Partido Demócrata Progresista. Fue una época de crecimiento y expansión, el diario se publicaba en un formato sábana y se organizaba en diversas secciones que recuperaban noticias vinculadas a los ámbitos internacional, nacional y local, además, en la página nº3, incluía editoriales que funcionaban como la voz institucional del medio, donde se expresaban opiniones políticas. Teniendo en cuenta estas características, podemos pensar que La Capital se dirigía a un público amplio, interesado por la actualidad política, con cierto nivel de capital cultural, especialmente si tenemos en cuenta los editoriales, que tenían un formato de columna de opinión o de ensayo político.
Acerca del diario El Atlántico, fundado en 1938 por Manuel Castagni y Amadeo Courel, la información disponible es escasa, especialmente para el período anterior a 1979, año en el que fue adquirido por el Grupo Crónica.5 Comparado con La Capital, El Atlántico disponía de menores recursos económicos, su publicación era más breve y en formato tabloide.6En este diario encontramos una preponderancia de noticias locales, mientras que los acontecimientos nacionales o internacionales sólo ocupaban algunos de los titulares de la portada. Su estilo era sensacionalista,7con titulares llamativos y una ausencia de editoriales, sólo en ocasiones excepcionales encontramos notas con este tipo de formato. El público “ideal” del diario, podemos inferir, correspondía a sectores populares, en El Atlántico abundaban las noticias de deportes y espectáculos, y se publicaban las quinielas.
3. El Plan CONINTES, su contexto nacional e internacional
Arturo Frondizi, dirigente de la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), asumió la presidencia en el año 1958 en un contexto de proscripción del peronismo, y su gobierno se extendió hasta 1962, cuando fue interrumpido por un golpe militar. Inicialmente, se caracterizó por la implementación de un conjunto de políticas económicas desarrollistas,8 orientadas a la industrialización del país. Sin embargo, durante su gestión enfrentó un conjunto diverso de problemas –dificultades económicas, conflictos con el movimiento obrero, y tensiones con las FF. AA. -, a raíz de ello modificó su proyecto inicial y adoptó medidas liberales en el plano económico, al mismo tiempo concedió mayores atribuciones a las FF. AA. en tareas de represión interna.
En el plano internacional, la Guerra Fría y la Revolución Cubana de 1959 influyeron en el gobierno de Frondizi y especialmente en las FF. AA. argentinas. La principal hipótesis de conflicto del período se construyó alrededor de la idea de un “enemigo interno” vinculado a la “infiltración comunista”, doctrinas militares extranjeras como la Guerra Revolucionaria (DGR) Francesa (Pontoriero, 2015), y posteriormente la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) de EE.UU, constituyeron influencias centrales en la formación de los militares argentinos.
El 12 de noviembre de 1958, Frondizi decretó el estado de sitio en todo el país a raíz de una huelga de los trabajadores de la industria petrolera en Mendoza. Esta medida le permitió encarcelar a dirigentes políticos y gremiales, vinculados fundamentalmente con el peronismo y el comunismo, acusados de impulsar la agitación obrera y de participar de planes insurreccionales. En este marco, se reinterpretaron leyes existentes y se adoptaron medidas de emergencia o excepción para la represión interna. El ejemplo más concreto y con mayores consecuencias fue la implementación del CONINTES,9 que establecía la subordinación de las policías provinciales a las FF. AA. A cada cuerpo del Ejército se le asignó una zona o subzona de defensa de acuerdo con un diseño de cuadrícula, Mar del Plata formó parte de la Zona de Defensa I a cargo del cuerpo de Ejército N° 3.10 Esta decisión, al igual que la subordinación de las policías a las FF. AA., la incorporación de nuevos métodos de tortura física y psicológica, y el juzgamiento de los detenidos en Consejos de Guerra militares formaban parte de la influencia de la DGR francesa.11 De esta manera, el CONINTES contribuyó a la legalización de la participación de las FF. AA. en la represión interna; subordinó la justicia civil a la militar; y se sustentó en una interpretación que presentaba por primera vez a la conflictividad política en clave antisubversiva, como parte de la construcción de la figura del “enemigo interno” (Pontoriero, 2015).
4. Mar del Plata hacia fines de los sesenta: entre el “boom inmobiliario” y la movilización obrera
El 2 de mayo de 1958, un día después de la asunción de Frondizi, La Capital, en su portada, recuperaba las palabras del presidente: “se ha abierto hoy el camino de la legalidad”.12 En el gobierno municipal asumió la intendencia Teodoro Bronzini,13 referente del PS, este partido apelaba a una ciudadanía consciente y civilizada, promovía una administración pública transparente y buscaba la pacificación social. Estos elementos operaron simbólicamente en el distrito de General Pueyrredón, y configuraron un electorado antiperonista que optó por el socialismo, con una larga tradición en la ciudad, mayor a la del radicalismo (Ferreyra, 2009). En 1958, el Concejo Deliberante quedó conformado por tres bloques: el del PS, mayoritario, el de la UCRI y el de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP).14
El cambio de gobierno fue bien recibido en los diarios locales, que destacaban el retorno a la constitucionalidad tras la dictadura militar, aunque esto no implicaba una crítica al gobierno saliente, sino todo lo contrario, se elogiaba la labor de la “Revolución Libertadora” y su “responsable conducción del país”.15
En los años cincuenta, Mar del Plata experimentó un “boom inmobiliario” y un crecimiento económico significativo, motivo por el cual se convirtió en un polo de atracción para trabajadores de diferentes lugares del país (Pegoraro, 2018, 2020). La implementación de la legislación represiva del gobierno de Frondizi en el ámbito local debe entenderse en el marco de las dinámicas específicas que la conflictividad sindical adquirió en Mar del Plata. La sección “Movimiento gremial” de La Capital nos permite acceder a información relevante sobre diversos sindicatos y gremios, como bancarios, ferroviarios y obreros de la construcción, aquellos con mayor número de afiliados e importantes niveles de conflictividad para el período. A fines de la década de 1950, coexistían en la ciudad dos organizaciones obreras de diferente ideología: la Confederación General del Trabajo (CGT) local, de filiación peronista, y la Unión Obrera Local (UOL), de tendencia anarquista (Nieto, 2011). A pesar de sus diferencias, en ciertas coyunturas se unieron para llevar adelante demandas comunes, como campañas por la carestía de la vida, que denunciaban el aumento de los precios de los artículos de primera necesidad y alimentos.16
La conflictividad sindical fue la razón principal que esgrimió el gobierno para justificar su decisión de implantar el estado de sitio el 12 de noviembre de 1958. Ese día La Capital informó sobre detenciones de líderes políticos y gremiales marplatenses, entre ellos, el asesor letrado de la CGT y abogado laboralista, Norberto Centeno.17Por su parte, El Atlántico destacó que todos los detenidos eran dirigentes comunistas y peronistas.18 En los días sucesivos, ambos diarios publicaron los repudios a la medida represiva y a las detenciones, como el comunicado de la CGT regional, que exigía la liberación de todos los presos y particularmente de Centeno.19
A partir de este momento, las medidas represivas irían en aumento en todo el país. El año 1959 se caracterizó por una intensa conflictividad gremial, por los “planteos”20 militares al gobierno y por los virajes en la política económica. En Mar del Plata, el conflicto de los bancarios, uno de los más importantes del año a nivel nacional, tuvo gran centralidad política y adhesión por parte de los trabajadores de los bancos de la ciudad que se ausentaron masivamente de sus puestos.21 El conflicto, que derivó en un paro regional convocado por la CGT, incluyó detenciones y represión policial durante las manifestaciones.22 La lucha de los bancarios unió a los trabajadores de la ciudad, reflejo de ello fue la creación de una comisión coordinadora con representantes de la UOL y la CGT.23 Estos hechos dan cuenta del alto nivel de organización y movilización del movimiento obrero marplatense en los meses previos a la implementación del CONINTES. En consecuencia, en junio de 1959 se realizó en la ciudad un plenario nacional de la CGT para resolver un plan de lucha común que respaldara la huelga de los bancarios.
En este marco, la prensa local expresó posicionamientos políticos sobre la conflictividad sindical. A modo de ejemplo, un editorial de La Capital del 15 de mayo de 1959, publicado con motivo del paro de la CGT y titulado “El camino más áspero”, planteaba que la paralización de las actividades perjudicaba a la economía del país y que, si bien se consideraba justo el reclamo obrero, era deseable que los trabajadores eligieran otros métodos que no implicaran el “uso de la fuerza y el desorden”.24
5. El tratamiento periodístico sobre la política represiva del gobierno de Frondizi en La Capital y El Atlántico
5.1 Los agentes de la represión en el ámbito local: representaciones en la prensa marplatense
Las FF. AA. y las Policías tuvieron un papel destacado en la prensa local durante el gobierno de Frondizi. La Armada (ARA), con una fuerte presencia en una ciudad-puerto como Mar del Plata, y que había participado activamente de la sublevación militar de septiembre de 1955 y en la gestión local de la dictadura de la “Revolución Libertadora” (Barragán y Portos Gilabert, 2023), desempeñó un rol protagónico en la implementación del CONINTES en la ciudad, junto a la Policía Provincial (Bilbao, 2023). Las noticias referidas a la llegada de nuevos equipamientos, mejoras para las fuerzas, cuestiones protocolares como visitas de autoridades nacionales y tareas de “acción cívica”,25 fueron recurrentes en los diarios locales. Las FF. AA. fueron un actor casi omnipresente de la actualidad política de esos años, su participación en la vida pública de la ciudad de Mar del Plata, que contaba ya entonces con bases militares de las tres fuerzas, no constituyó una excepción. Especialmente en La Capital podemos identificar una gran cantidad de noticias, incluso en ocasiones a página completa, que destacaban positivamente la labor realizada en las Escuelas y Bases militares locales.
Un evento destacado fue la celebración del Día de la Armada por primera vez en nuestro país, el 17 de mayo de 1961. Los diarios se llenaron de noticias vinculadas a la celebración, La Capital dedicó extensos reportajes vinculados a los actos celebratorios y homenajes, como la colocación de una placa en la Base Naval en reconocimiento a “la acción civilizadora que la armada viene cumpliendo en la zona antártica”, ofrecida por “el sindicato de prensa, la CGT y la Unión del Comercio, la Industria y la Producción”.26 El 18 de mayo, en una noticia titulada “Día de la Armada: estrecha conjunción entre el pueblo y la Marina de guerra”, el diario describió la jornada como “emotiva”.27El Atlántico se refirió a la celebración como una “verdadera fiesta cívico-militar”,28 sin embargo, el espacio dedicado al Día de la Armada fue considerablemente menor respecto al otorgado por La Capital.
El 9 de julio de 1961, con motivo del Día de la Independencia, La Capital realizó una cobertura especial desde la Base Naval, los periodistas fueron recibidos por autoridades militares, y en la nota publicada se elogiaba el trabajo de los jefes y oficiales de la Base.29
El 15 de julio de 1961, durante la etapa final de implementación del Plan CONINTES, que estuvo vigente hasta inicios del mes de agosto, el director del diario La Capital organizó una cena de “confraternidad” entre periodistas y militares, con presencia de oficiales de las tres armas. En la reunión, las autoridades militares reconocieron el “esfuerzo periodístico” realizado el 9 de julio, la exaltación de los “valores patrióticos” y la importancia de las FF. AA. en la vida institucional. En una noticia titulada “La colaboración entre periodismo y fuerzas armadas, encomiable forma de servir al país”,30 se recuperaban las palabras intercambiadas sobre el contexto internacional de la Guerra Fría entre periodistas y militares, al respecto, las autoridades castrenses sostuvieron que, ante ese escenario, los pueblos debían mantener una “cohesión moral y física en el frente nacional” para defenderse de los “factores foráneos”. A su vez, señalaron que en esa unidad nacional, los periodistas ocupaban un lugar fundamental, basándose en la experiencia de la Segunda Guerra Mundial, en la que la prensa “contribuyó a la formación moral para la guerra” y a su vez “supo guardar los secretos que hubieran sido importantes primicias, para no hacer daño irreparable a la organización de la defensa”. A continuación, el director del diario, Tomás Stegagnini, afirmó que la prensa debía ser un nexo entre la ciudadanía y las FF. AA., y sostenía que La Capital era un “diario amigo” para los militares.
5.2 El discurso periodístico y el discurso militar: “Saboteadores”, “terroristas”, “subversivos”. Representaciones de las personas represaliadas
Las noticias referidas a “actos terroristas” o “planes subversivos” fueron en aumento en los meses previos a la implementación del CONINTES. La primera referencia a este tema fue el 25 de septiembre de 1959, en La Capital (“Hubo atentados”) y en El Atlántico (“Dos atentados terroristas fueron cometidos ayer en nuestra ciudad”),31se informó acerca de explosiones en las vías del tren y en un establecimiento industrial, y del hallazgo de cartuchos de dinamita en la zona del centro. Según el relato periodístico, este hallazgo era indicio de “una gran actividad por parte de elementos terroristas que, hasta ahora, no habían manifestado su presencia en el medio”.32.
A comienzos del año 1960, fueron publicadas reiteradas noticias vinculadas a atentados y actos “terroristas” en las principales ciudades del país, como el ataque contra la residencia de un oficial del Ejército en Olivos que tuvo como consecuencia la muerte de su hija de tres años.33 En el ámbito local, una de las noticias más destacadas fue la explosión en Gas del Estado el 13 de marzo, que provocó el incendio de toda la manzana.34 Las noticias sobre hechos similares fueron recurrentes y conformaron la agenda informativa de los diarios marplatenses, incluso varios meses antes de la implementación del CONINTES. En un editorial del 14 de marzo de 1960, La Capital planteaba que estos actos tenían fines políticos, se insinuaba que buscaban sabotear las elecciones legislativas próximas a sustanciarse y, por lo tanto, expresaba la necesidad de mantener el estado de derecho y defender al gobierno democrático que había sido resultado de un “comicio limpio”.35
El 15 de marzo de 1960 la ejecución del Plan CONINTES fue portada de los diarios locales. Los diarios informaron de los arrestos efectuados en la ciudad y destacaron que los detenidos eran personas vinculadas a “actos terroristas” ocurridos en el último tiempo en Mar del Plata. El 17 de marzo, El Atlántico daba a conocer que una “organización terrorista” que operaba en la ciudad había sido detenida y se encontraba a disposición de la autoridad militar, según la noticia, esas personas habían confesado ser los responsables de sabotajes y robo de explosivos, además se informaba que se encontraban recluidos en la Base Naval a disposición del comando CONINTES.36 Mientras tanto, el editorial del 18 de marzo de La Capital, titulado “Bajo el signo de la ley”, reconocía la existencia de un escenario de conflicto y violencia, ante ello apelaba a la necesidad de buscar soluciones dentro de la legalidad democrática, y entendía que el Plan CONINTES era una respuesta válida dentro de ese marco.37 El 20 de marzo La Capital informaba que los detenidos integraban un plan nacional llamado “Semana del Terror”, que incluía dentro de sus objetivos el ataque, mediante la colocación de explosivos, a la manzana donde se encontraba la casa de los oficiales de la Marina.38 En otra noticia, el mismo diario afirmaba que la ciudad se había convertido en el “centro neurálgico de actividades extendidas al plano nacional”.39El Atlántico también daba a conocer detalles del supuesto plan “terrorista”, e informaba que el grupo marplatense tenía a cargo el abastecimiento de explosivos a otros grupos.40 En los diarios locales fue publicado el primer informe del Comando CONINTES, que reafirmaba la existencia de una “vasta organización terrorista y subversiva”, y añadía que sus miembros eran principalmente de filiación peronista; además, allí se hablaba del terrorismo y el sabotaje como “etapas iniciales de un plan insurreccional general que pretende como objetivo final conquistar el poder político”.41 Un día más tarde, el editorial del diario La Capital, titulado “Error presente y necesidades del futuro”, expresaba nuevamente el apoyo al gobierno nacional y su decisión de implementar el CONINTES.42
Los “informes CONINTES”, reproducidos en la prensa local, se convirtieron en una práctica comunicacional frecuente del gobierno y de las FF. AA. para informar sobre las “actividades subversivas” y las tareas realizadas para combatirlas. El informe del 3 de abril de 1960 fue publicado por La Capital, bajo el título “Desde junio de 1956 vienen actuando los terroristas” (fecha que hacía alusión al levantamiento del general Valle y los fusilamientos de José León Suárez durante la dictadura de la “Revolución Libertadora”). Allí se identificaba como responsable al “tirano prófugo”, en alusión al expresidente Juan Domingo Perón, que se encontraba exiliado desde 1955. En la noticia se reproducía textualmente una “directiva periódica” que habría sido redactada por Perón, con indicaciones para una “huelga general revolucionaria” y un “plan terrorista”. El encargado de dar a conocer y firmar estos informes era el comandante del Plan CONINTES, el general Carlos Toranzo Montero. Según las autoridades, desde junio de 1956 se habían llevado a cabo en el país más de quince mil “actos de terrorismo” - huelgas, paros “políticos” y “extragremiales”, campañas panfletarias, atentados, entre otros -. Según el informe, la “célula” de Mar del Plata tenía el objetivo de obtener explosivos para otros comandos y realizar acciones “subversivas”.
La prensa local reprodujo de forma textual los “informes CONINTES”, de esta manera otorgó legitimidad a la narrativa oficial. La elección de los subtítulos de los apartados, los copetes, y la forma de organizar la información dan cuenta de una intencionalidad específica, se trataba de emparentar a los “terroristas” con el peronismo, y especialmente señalar a Perón como instigador de la violencia desde el exilio. El segundo informe CONINTES, publicado por La Capital el 30 de julio de 1960, mencionaba al peronismo y al comunismo como partícipes de “un plan de agresión contra el orden nacional y paz interior”. También se recuperaban las palabras del general Toranzo Montero, según el cual se estaba combatiendo a un “enemigo interno” y en nuestro territorio estaba teniendo lugar un fenómeno a nivel mundial, la “guerra revolucionaria en su forma subversiva”, que tenía como objetivo “sustituir el orden democrático”.43 Esta práctica de comunicación adoptada por las FF. AA. durante la implementación del CONINTES puede ser comparada con los partes oficiales elaborados por los militares durante la última dictadura. Esos documentos eran reproducidos diariamente, mediante su transcripción total o parcial, en los diarios nacionales y locales de mayor relevancia. De esta manera, se ofrecía a los lectores una única visión de los hechos que coincidía con la del gobierno militar (Iturralde, 2017).
Del análisis de las noticias, podemos llegar a la conclusión de que Mar del Plata no era una ciudad más donde se aplicaba una medida nacional, sino que era descripta por la prensa local como una ciudad con gran presencia y actuación de “terroristas”. La narrativa construida por la prensa local apuntaba a justificar las medidas tomadas por el gobierno en pos de combatir esa situación, el tono o estilo elegido para informar sobre el tema era sensacionalista, abundaban detalles y descripciones poco significativas a la hora de contextualizar y comprender los hechos. En los relatos encontramos el uso frecuente de términos como “terroristas”, “subversivos”, “infiltración comunista”, “extremistas”, todos ellos de uso generalizado durante el período, tanto en el discurso del gobierno nacional como en el de las FF. AA., lo que da cuenta de la influencia del contexto internacional de la Guerra Fría y de la progresiva construcción de un “enemigo interno”.44
A modo de ejemplificar esta construcción discursiva, nos interesa recuperar una noticia publicada en El Atlántico el 30 de abril de 1960. Allí se reproducía parte de una conferencia de prensa organizada en la Sexta Unidad Regional de la Policía en la que se brindó información sobre los detenidos en la Base Naval. El periodista le consultó al inspector Santos sobre el rol en el “plan terrorista” de los abogados laboralistas Centeno, Menéndez y Pereyra. El inspector sostuvo que esas personas eran “cabecillas” pero no ejecutores de los actos, y que en sus estudios jurídicos se llevaban a cabo reuniones para organizar las acciones del llamado Centro de Organización Revolucionaria Peronista (CORP).45 Ante la pregunta del periodista acerca de las pruebas, Santos afirmó que las evidencias eran “abrumadoras”, y que el Dr. Centeno había aportado una suma importante de dinero a “un terrorista”. A continuación, debajo del subtítulo “Lo primero es comer bien…”, y de un modo casi ficcional, se reproducía un fragmento de las palabras del inspector: “Primeramente se realizaba un asado. Los terroristas comían y bebían en abundancia, luego los cabecillas daban las órdenes: Vos a tal lado… fulano tiene que colocar la bomba en esta dirección… y así sucesivamente”; y continuaba: “los terroristas salían con un paquete debajo del brazo, parecía que llevaban carne… No era así. Llevaban esos artefactos mortales”.46
El tono sensacionalista que caracteriza esta noticia da cuenta de una forma particular de narrar lo ocurrido y de representar a los ejecutores de la represión, las fuerzas policiales, y a sus destinatarios, los abogados laboralistas. El texto periodístico reproduce y legitima la voz de autoridad de la Policía, que construye un relato de gran espectacularidad y dramatización acerca de los detenidos. En este sentido, relatos periodísticos como el que aquí recuperamos, forman parte de procedimientos de construcción del “terrorismo” como problema público y de la legitimación de las acciones implementadas por el gobierno y ejecutadas por los agentes militares y policiales para combatirlo. En este tipo de relatos se hacía presente un componente moral que buscaba identificar víctimas y victimarios, y asignaba características negativas a las personas represaliadas y positivas a las FF. AA. y Policías.
Al mismo tiempo, del análisis realizado se desprende que los diarios marplatenses presentaron al peronismo como parte de un “enemigo interno” y como un actor desestabilizador. Según Melón Pirro (2018), el CONINTES implicó una represión indiscriminada y preventiva, que no sólo apuntó a los miembros de la “Resistencia peronista”,47 sino que también buscó condicionar la actividad sindical vinculando a los dirigentes con los actos terroristas. Este plan represivo fue logró desarticular la “Resistencia peronista”, los atentados disminuyeron, y el movimiento obrero se vio debilitado por la detención de sus dirigentes (Pontoriero, 2022).
5.3 La violencia represiva: repercusiones en la prensa local
Hasta el momento, señalamos que las voces legitimadas en la comunicación del plan represivo eran principalmente las de los funcionarios policiales y militares. No obstante, también encontramos voces disonantes y cuestionadoras del CONINTES en la prensa local, aunque ocupando un lugar menos destacado. Ejemplo de ello son las noticias referidas a los repudios y cuestionamientos de los sindicatos y centrales obreras, y de los familiares de los detenidos. Particularmente, sobre el caso de los “presos CONINTES” en la Base Naval de Mar del Plata, los diarios locales brindaron información sobre la situación de los detenidos, los traslados a diferentes dependencias policiales y militares del país, las gestiones de los familiares pidiendo su libertad y las denuncias por apremios ilegales.
El 23 de marzo de 1960 la Unidad Regional VI de la policía bonaerense emitió un comunicado, publicado en la prensa local, que detallaba la nómina de detenidos en la Base Naval. Se precisaba que contra ellos existían suficientes pruebas para considerarlos responsables de “hechos de terrorismo” y que correspondía que fuesen juzgados por la Justicia Militar.48 La CGT regional repudió las detenciones y condenó los “hechos de terrorismo”, aclarando que nada tenían que ver con el activismo sindical. Respecto del Plan CONINTES, el comunicado de la central obrera sostenía que “sacar a los detenidos del ámbito de la justicia civil los priva de adecuada defensa, coloca al país en un estado de excepción y crea un estado de profunda intranquilidad”.49La CGT denunciaba la situación de su asesor letrado, el Dr. Norberto Centeno, informando que se encontraba incomunicado y que, a diferencia de lo informado por la Policía, no se conocían los cargos que se le imputaban.
Otro caso relevante en la ciudad fue la detención de un grupo de obreros de la construcción en octubre de 1960. Estos trabajadores, de nacionalidad chilena, fueron acusados de haber difundido propaganda comunista y de haber ingresado al país clandestinamente.50 Estuvieron detenidos en la Brigada de Investigaciones de la Policía, y denunciaron haber sido víctimas de torturas físicas por parte de agentes policiales de dicha dependencia. Anteriormente, los “presos CONINTES” de la Base Naval de Mar del Plata también habían dado a conocer, a través de sus familiares, que, tanto en esa base militar, como en otras dependencias a las que habían sido trasladados, fueron víctimas de tormentos de diverso tipo, físicos y psicológicos. La implementación de estas prácticas represivas tensionó los binomios legal / ilegal o público / clandestino que caracterizaron el “estado de excepción” que tuvo lugar durante el gobierno de Frondizi, el cual contribuyó a la ampliación y la sistematización de las capacidades y modalidades represivas desplegadas desde el Estado (Franco, 2012; Pontoriero, 2019a).
En agosto de 1960, familiares de los detenidos en la Base Naval, que en ese entonces se encontraban alojados en el penal de Ushuaia, se presentaron ante la Comisión Especial Investigadora de Supuestos Apremios Ilegales (CEISAI) del Congreso de la Nación, creada con el fin de investigar las denuncias sobre torturas en los lugares de detención.51 Una delegación de la CEISAI viajó a Ushuaia a entrevistarse con los detenidos, y luego también a Mar del Plata a raíz del caso de los obreros que denunciaron haber sufrido apremios ilegales en la Brigada de la Policía. La prensa local realizó un seguimiento de esta visita, los periodistas se dirigieron al Hotel Provincial, donde se hospedaron los diputados, para conseguir información y declaraciones de forma directa. En el caso de La Capital, la cobertura buscó objetividad al recuperar las voces de todos los involucrados (el jefe de la Brigada, inspector Salcedo, los detenidos, abogados y médicos que intervinieron), se decidió la transcribir la versión taquigráfica de las declaraciones formuladas ante la CEISAI.52 Sin embargo, si consideramos la forma de ordenar y jerarquizar la información, encontramos que se otorgó más espacio a la reproducción de las declaraciones del jefe de la Brigada, acusado de impartir apremios ilegales, mientras que el espacio dedicado a las declaraciones de los denunciantes fue menor. Al mismo tiempo, se buscó subrayar que los presos eran comunistas, en tono claramente descalificador, mientras que se enfatizaron aquellas declaraciones que elogiaban la labor profesional de Salcedo.53 Sobre este tema, El Atlántico titulaba “Rechazó los cargos sobre malos tratos el titular de la Brigada”, y se reproducía la declaración de Salcedo, aunque se incorporaban pequeñas adjetivaciones o expresiones que dan cuenta de una toma de posición. Por ejemplo, se afirmaba que Salcedo respondió “categóricamente” a las preguntas formuladas por la CEISAI, que aportó “numerosos elementos de juicio para corroborar su testimonio” y además se reproducía la versión dada por el propio Salcedo, acerca de que las denuncias eran parte de una “campaña comunista” para desprestigiar a la policía.54
Luego del recorrido realizado resulta oportuno formularnos algunas preguntas para sintetizar los resultados alcanzados y esbozar algunas reflexiones finales. ¿Qué coincidencias, matices o diferencias podemos identificar en el tratamiento periodístico que otorgó cada uno de los diarios al plan represivo? ¿Cuáles fueron los modos de enunciación y estilos de narración periodística que eligió utilizar la prensa marplatense para comunicar los hechos vinculados al ejercicio represivo del Estado? ¿Qué posibles vinculaciones podemos establecer entre los diarios analizados y los diferentes actores políticos de la ciudad?
6. Reflexiones finales
Lo expuesto hasta aquí nos permite concluir que el Plan CONINTES y las consecuencias derivadas de su ejecución fueron abordados por la prensa escrita marplatense con importante centralidad. A continuación, nos interesa recuperar algunos elementos de la narración periodística presente en las noticias vinculadas a este tema, teniendo en cuenta coincidencias, divergencias y matices en el tratamiento periodístico de La Capital y El Atlántico. Para ello, retomaremos los ejes planteados anteriormente acerca de las representaciones en la prensa de los agentes de la represión, los sujetos represaliados y la violencia represiva.
Con respecto a los agentes de la represión, en la mayoría de los casos las voces legitimadas eran las de las FF. AA. y las de los agentes policiales, y su labor era elogiada en las páginas de los diarios. En particular, encontramos este tipo de valoraciones en La Capital, del análisis de este medio se puede evidenciar un estrecho vínculo especialmente con la ARA local. Sin embargo, como hemos mencionado, esto no implicó que no tuvieran lugar en los diarios las voces de otros actores, que de forma más o menos directa se recuperaban a través de diferentes noticias, como los cuestionamientos del movimiento obrero al CONINTES o las denuncias de los familiares de los detenidos. Así como los diarios locales adoptaron en gran medida el discurso político de las FF. AA. sobre el peligro del “terrorismo”, por ejemplo a partir de la reproducción literal de los comunicados e informes de las autoridades militares, al mismo tiempo, en la operación de incluir, excluir y jerarquizar la información se escogió darles cierta visibilidad a quienes, también desde un lugar político, planteaban cuestionamientos a las medidas represivas del gobierno, aunque estas voces ocuparon un lugar menos destacado que las de las FF. AA. En este sentido, observamos en los diarios marplatenses lo que plantea Montero (2007) para la prensa en general, cuando se refiere a que las tramas de sentido de los periódicos siempre incluyen voces diversas, algunas provenientes de interlocutores más próximos y otras de aquellos más alejados. En ocasiones, esas voces son evocadas en las páginas de los diarios, ya sea para acordar con ellas o para plantear desacuerdos.
Sobre los sujetos represaliados, cabe destacar la utilización de expresiones o conceptos propios del contexto internacional de la Guerra Fría, que a su vez habían sido adoptados por el gobierno y por las FF. AA. “Subversivos”, “terroristas” o “extremistas” fueron algunas de las palabras utilizadas en las noticias para referirse a las personas detenidas en el marco del CONINTES. El tono sensacionalista en las narraciones periodísticas da cuenta de una forma particular de comunicación mediática de los hechos que, posiblemente, buscaba generar un efecto en la opinión pública tendiente a encontrar culpables o responsables de las “acciones terroristas” y víctimas de ellas, en un estilo que se asemejaba al de las noticias policiales. Este formato narrativo fue adoptado por ambos diarios, aunque especialmente puede identificarse en el caso de El Atlántico.
Acerca de la violencia represiva, los dos principales diarios de la ciudad plantearon posicionamientos políticos de forma más o menos directa, en líneas generales, acompañaban la necesidad planteada por las autoridades nacionales de tomar medidas tendientes a la represión del conflicto en pos de mantener el orden establecido, con las FF. AA. y las Policías. como responsables de esa tarea. En el caso de La Capital, una sección que nos permitió identificar estos posicionamientos fue la de los editoriales.
Consideramos que el modo de enunciación descrito anteriormente, la terminología elegida y la construcción narrativa de las noticias contribuyeron a legitimar las medidas represivas tomadas por el gobierno y ejecutadas por los funcionarios policiales y militares. Ese proceso de legitimación operó a partir de la descripción de una situación de peligro y amenaza existente en la ciudad de Mar del Plata, vinculada a la “subversión” o “terrorismo”, que debía ser controlada con urgencia, y en esa tarea las FF. AA. tenían un rol destacado. En este sentido, si entendemos a la prensa como una de las arenas públicas en la cual se construyen, reproducen y circulan representaciones sociales, adquiere particular relevancia la selección de problemas que se decide mostrar o incluso presentar como tales. Desde una mirada local sobre este proceso, pudimos identificar que la prensa escrita marplatense constituyó uno de los actores políticos que participó de la construcción y circulación de esos discursos, articulando, por un lado, el peligro o amenaza del “terrorismo”, y, por otro lado, la presentación de las FF. AA. como una solución frente a ello.
Finalmente, en una línea de indagación que requiere ser profundizada en futuras aproximaciones, los resultados preliminares de este trabajo dan cuenta de la circulación temprana de discursos vinculados a la construcción de un “enemigo interno” que, para inicios de la década del sesenta, no tenía el mismo significado ni el mismo grado de sistematicidad que tendrá en la década siguiente pero que, poco a poco, operará como principal marco interpretativo para comprender el conflicto político devenido del derrocamiento y la proscripción del peronismo.
Fuentes documentales utilizadas
La Capital, Mar del Plata (1958 a 1961). Disponible en Archivo Histórico Municipal “Roberto T. Barilli”, Mar del Plata.
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Notas
Recepción: 25 Octubre 2023
Aprobación: 10 Julio 2024
Publicación: 01 Septiembre 2024